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Martes 13 de Mayo, Neuquén, Argentina
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Le dieron techo y comida a un indigente pero se robó todo y desapareció

"A este señor se le dio comida, una pequeña casa para vivir y alimentos, y nos pagó robando", lamentaron desde la fundación de caridad.

Por Redacción

Martes, 13 de mayo de 2025 a las 13:47

Un acto de solidaridad terminó en traición. En pleno proceso de construir un refugio para personas en situación de calle, la Fundación Yo Soy Tu Voz sufrió un duro golpe: al hombre que alojaron con comida, ropa y un techo, les terminó robando.

El protagonista del hecho fue identificado como Lucas Navia, una persona en situación de calle que había sido recibida por la fundación con la intención de darle una nueva oportunidad. Según relatan los integrantes del proyecto, se le brindó una pequeña casa para vivir, alimentos y abrigo. Sin embargo, lejos de agradecer, el sujeto desapareció llevándose consigo un caloventor, un proyector y otros objetos esenciales para el funcionamiento del espacio solidario.

La historia fue contada por la propia fundación a través de sus redes sociales, en un mensaje cargado de dolor e impotencia: “Estamos construyendo un lugar para ayudar a personas que quedan en estado de vulnerabilidad y se le dio un lugar a Lucas Navia, y nos robó”.

El desconcierto no es sólo por la pérdida material, sino por el daño moral que genera en quienes dedican su vida a ayudar a los más necesitados. Con profunda tristeza, desde la fundación añadieron:

“A este señor se le dio comida, una pequeña casa para vivir y alimentos y nos pagó robando. Por eso apelamos a que quien lo vea le diga que devuelva lo que no es suyo. La ropa y los alimentos que se los deje, pero que no sea tan mala persona y devuelva lo que tanto nos costó”.

El caso generó conmoción en la comunidad. Desde la fundación piden a la ciudadanía estar alerta por si alguien ofrece los objetos robados y apelan a la conciencia del ladrón: “Que se quede con lo que necesite para vivir, pero que devuelva lo que nos costó tanto conseguir para ayudar a otros”.

Con esta experiencia amarga, crece la desconfianza y el temor a seguir ayudando, un daño difícil de reparar cuando la esperanza es el único motor para seguir.

 

 

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