Ni en los peores sueños. Ni en los peores deseos alguien puede imaginar algo así. Pero cuando una intervención tan simple se vuelve un caso de vida o muerte hay una delgada línea que separa el bien del mal. La paciencia es el motor clave para la esperanza a la que se aferra Carina, la mama de Alison Calfunao, la joven neuquina de 27 años que fue sometida a un trasplante de corazón de urgencia luego de que una intervención quirúrgica fallara en una clínica de la ciudad.
Esa esperanza es la que hoy mantiene con fuerzas a la familia de la chica que afortunadamente comenzó a dar señales alentadoras de recuperación. Tras una intervención médica crítica y semanas de incertidumbre, su madre confirmó en AM550 que la joven “está más lúcida, inquieta y comienza a reconocer a las personas”, aunque aún permanece sedada y con asistencia mecánica.
Lo que comenzó como una intervención menor, una ligadura de trompas ambulatoria en una clínica privada de Neuquén, derivó en una dramática cadena de complicaciones que la dejaron en estado crítico. Sufrió dos paros cardíacos, una infección severa y debió ser trasladada de urgencia a Buenos Aires para ingresar a la lista de emergencia nacional en el INCUCAI. El pasado martes finalmente recibió el trasplante cardíaco que le salvó la vida.
“Todavía no sabe todo lo que pasó. Solo le dijeron que la operación no salió bien, pero no sabe la dimensión de lo que eso significa”, expresó su madre en diálogo con AM550. Uno de los datos más fuertes del caso es que Alison aún no sabe que perdió una pierna como consecuencia de las complicaciones médicas previas al trasplante.
Una espera crítica
Este viernes se cumplen las 72 horas clave tras la operación, período en el que los médicos evalúan la adaptación del nuevo órgano al cuerpo de Alison. Aunque sigue siendo un momento de alta vulnerabilidad, los signos vitales se mantienen estables y el equipo médico confía en una evolución positiva.
“Ella está molesta con los tubos, quiere moverse, reconoce a las personas… Está lúcida, pero confundida. Le dijeron que fue operada, pero aún no cae”, contó su madre.
Desde su internación, el caso conmovió a la comunidad neuquina, especialmente en el barrio Unión de Mayo, donde vive la familia. Carina recordó que Alison es querida por todos: trabajó como cajera en Carrefour y mantiene un emprendimiento de comida casera que distribuye por delivery. Durante los días más críticos, los vecinos organizaron colectas y cadenas de oración. El acompañamiento no cesa: familiares y representantes barriales viajaron para estar cerca de ella en Buenos Aires.
El dolor que vendrá
Uno de los momentos más difíciles aún no ha llegado: contarle a Alison que perdió una pierna. Su madre, con una entereza conmovedora, dijo que “todo dependerá del acompañamiento” y que su deseo es volver a verla “caminando, aunque sea con una prótesis”.
También aseguró que aún no iniciaron acciones legales contra la clínica privada donde se realizó la intervención original. Están esperando los resultados de los estudios médicos que determinarán con precisión qué fue lo que falló: tanto el corazón explantado como la pierna amputada fueron enviados a anatomía patológica.
“Primero quiero que mi hija se recupere. Después iremos a buscar respuestas”, sostuvo con serenidad.