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Viernes 27 de Junio, Neuquén, Argentina
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Le falló la máquina, el seguro se borró y terminó en juicio: el fallo fue a su favor

Tras pelearla sola ante la falta de cobertura, la Justicia condenó a la aseguradora a que pagué el equipo roto con intereses.

Viernes, 27 de junio de 2025 a las 17:30
La depiladora sufrió la rotura de la máquina en plena sesión, pese a tener cobertura contra todo riesgo, la aseguradora se negó a pagar.

Una esteticista tuvo que suspender turnos durante varios meses, explicar lo inexplicable a sus clientes y desembolsar una fortuna de su bolsillo para reparar su herramienta de trabajo: un equipo láser de depilación definitiva. Todo eso, mientras la aseguradora que debía respaldarla miraba para otro lado. Ahora, la Justicia puso las cosas en su lugar y la compañía deberá cubrirle todos los gastos, además de pagar también los intereses y el daño causado.

El conflicto comenzó cuando, en plena sesión, el cabezal del equipo se soltó y al intentar continuar con la rutina, la profesional notó que el aparato ya no emitía disparos de luz. Se trataba de un equipo de alta gama, asegurado contra todo riesgo. Pero a la hora de cumplir con el contrato, la aseguradora sólo quiso cubrir una parte mínima de los gastos. La esteticista no aceptó el “arreglo” y terminó en la Justicia.

El fallo del Juzgado Civil 21° de Villa Regina fue claro: la compañía deberá pagar el costo total de la reparación, más los intereses. La jueza Paola Santarelli consideró que el equipo no era un bien cualquiera, sino una herramienta de trabajo esencial para el desarrollo de la actividad comercial de la demandante. También dejó en evidencia que la póliza estaba vigente y que no existían motivos válidos para el rechazo del siniestro.

Durante el proceso judicial, la aseguradora intentó argumentar que la mujer había perdido su derecho al cobro por no pagar la franquicia pactada. Pero la magistrada le cerró la puerta a esa maniobra: señaló que ese argumento nunca fue planteado en la etapa previa y, por lo tanto, no podía ser invocado a último momento para eludir responsabilidades.

Mientras todo esto ocurría, la esteticista había decidido reparar el equipo en la provincia de Córdoba, siguiendo las recomendaciones del proveedor. Lo hizo con fondos propios, ya que la aseguradora jamás respondió de forma concreta y mucho menos cubrió el gasto. Recién tras múltiples comunicaciones y trámites virtuales, la empresa ofreció una suma simbólica, que fue inmediatamente rechazada.

 

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