Este domingo falleció a los 76 años el padre Carlos Alberto Calzado, párroco de la Catedral María Auxiliadora de Neuquén y figura entrañable para la comunidad católica del Alto Valle. Se encontraba internado en una clínica de la ciudad, y en las últimas semanas se habían realizado pedidos públicos de dadores de sangre para asistirlo.
Carlos Calzado nació el 14 de junio de 1949 y fue ordenado sacerdote el 13 de noviembre de 1976 en Buenos Aires por monseñor Jaime de Nevares, el primer obispo de la Diócesis de Neuquén. Desde entonces, su vocación pastoral lo llevó a ser parte activa del crecimiento espiritual de la región.
Durante años fue el rostro visible de la Catedral ubicada sobre Avenida Argentina, donde celebraba misa diariamente, escuchaba a los fieles y ofrecía el sacramento de la confesión con una cercanía y una calidez que lo convirtieron en guía de referencia para muchas generaciones.
Su compromiso con la comunidad fue constante. No buscaba protagonismo, sino servir. A través de su palabra sencilla y profunda, el padre Carlos fue sembrando fe, esperanza y consuelo en quienes se acercaban al templo buscando un refugio espiritual.
En junio pasado, al cumplir años, desde la página de Facebook de la Catedral María Auxiliadora le dedicaron un mensaje que hoy resuena con fuerza: “El don de su vida y su servicio son un regalo para nuestra comunidad y nuestra diócesis”.
La Diócesis de Neuquén y toda la comunidad creyente lloran su partida, pero también celebran su vida, su entrega y su fe inquebrantable
El padre Carlos Calzado deja un legado imborrable: la huella de un pastor que caminó al lado de su gente.