La Justicia de Familia de Viedma dictó una resolución sin precedentes en Río Negro, ordenó que un nene de nueve años comience a vivir con su papá, luego de comprobar que la madre impidió sistemáticamente la relación entre ambos. La medida fue tomada tras más de un año de advertencias incumplidas, multas, denuncias, y audiencias fallidas, en las que la mujer ignoró cada orden judicial.
La decisión fue firmada por la jueza María Laura Dumpé, titular del Juzgado Nº7, que estableció un régimen de cuidado personal compartido, pero con residencia principal en el hogar del padre, al menos por los próximos tres meses. El cambio de domicilio busca proteger al niño del entorno conflictivo generado por la madre, que según la Defensoría de Menores, mantenía al menor dentro de un “sistema de lealtades” que dañaba su salud emocional.
En el expediente consta que el padre denunció situaciones graves: cambios de escuela sin notificación, amenazas a docentes, ocultamiento de información médica, y al menos 16 días de contacto incumplido. La justicia ya le había impuesto a la mujer una multa de 160 mil pesos. Sin embargo, las maniobras para impedir el vínculo con el padre no cesaron.
La madre justificó su conducta en los problemas de salud del nene, diagnosticado con epilepsia y retraso madurativo, pero los informes técnicos del ETI, de Senaf, de una ONG, y del equipo pericial judicial, coincidieron en que no había ningún impedimento para el contacto con el progenitor. Todo lo contrario: el niño necesitaba una figura paterna presente y un entorno menos tenso.
Además del cambio de residencia, la jueza ordenó restricciones claras: la madre no podrá acercarse al colegio en horarios de entrada y salida, deberá coordinar visitas supervisadas y entregar las pertenencias del chico a través de terceros. El objetivo no es solo reestablecer el vínculo con el padre, sino también con su hermana y su familia paterna, vínculos que habían sido directamente bloqueados.