Una docente de Bariloche murió este martes en el Hospital Privado Regional después de enfermarse de tuberculosis. La noticia cayó como un baldazo en la comunidad educativa y puso bajo la lupa a un mal que crece en todo el país.
Las primeras reacciones oficiales fueron esquivas. El delegado de Educación en la Zona Andina, Santiago Velázquez, apenas atinó a decir en algunos medios que “Salud Pública se encarga del caso” y evitó dar más detalles. Desde el Ministerio de Salud confirmaron que mañana, a las 10:30, habrá una conferencia en el hospital local para brindar información.
La tuberculosis ya no es una rareza, según el último Boletín Epidemiológico Nacional, entre enero y agosto se notificaron casi 11 mil casos en la Argentina: un 32% más que la media de los últimos años. En 2024, la cifra había trepado a 16.600 diagnósticos.
En Río Negro, la situación parece más contenida, la provincia viene registrando unos 90 casos por año y 39 en lo que va de 2025. Pero la muerte en Bariloche demuestra que la amenaza existe y que la clave sigue siendo la misma: detectar a tiempo.
La enfermedad se contagia por el aire y arranca con síntomas fáciles de confundir: tos persistente, cansancio, pérdida de peso y sudoración nocturna. El tratamiento es gratuito, dura seis meses y exige constancia, si se corta antes, la bacteria se vuelve más fuerte.