El innombrable que opaca la primavera
Es primavera, dicen. Pero en Neuquén y el Alto Valle, el arranque de la temporada de flores vino con el enemigo de siempre: ese viento que levanta polvo, rompe planes y convierte cualquier salida en un entrenamiento de paciencia.
El pronóstico oficial habla de mínimas que rozan el invierno y máximas que nunca terminan de convencer. Pero lo que más duele no son los números, sino las ráfagas: este lunes, soplarán entre 34 y 50 km/h, con picos que hacen volar más que hojas secas.
En pocas palabras, así será el inicio de la semana
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Lunes: frío, viento fuerte, máximas bajas (10–15 °C).
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Martes: un poco menos de viento, fresco, máximas entre 11 y 20 °C según zona.
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Miércoles: más calorcito, con máximas cercanas a 17–20 °C, aunque vuelve a aparecer el viento por la noche.
Sol de a ratos, bronca todo el día
El clima juega al escondite: un ratito de sol, otro de nubes y mucho, muchísimo viento. El martes promete algo más amable, con máximas de 20 °C en el Valle, pero el miércoles vuelve a subir la temperatura y, por supuesto, las ráfagas.
En la cordillera, la cosa es más cruel todavía: lluvias, nevadas débiles y frío de esos que hacen pensar que la primavera es puro cuento.
El Alto Valle: la cuna del viento molesto
Mientras en otras partes del mundo la primavera es sinónimo de flores, aromas y tardes templadas, en Neuquén ya es tradición hablar del viento como si fuera un pariente incómodo: siempre aparece cuando menos se lo espera y nunca se va rápido.
Abrigos, bufandas y paraguas siguen en la primera fila del placard, porque lo único seguro en esta estación es que el viento va a estar ahí, soplando hasta el último suspiro de paciencia colectiva.
Tragicomedia climática
El inicio de la primavera en la región volvió a ser una tragicomedia: mañanas heladas, tardes frescas, un sol tímido que nunca se anima a quedarse y ráfagas que borran de un plumazo cualquier idea romántica de picnic, paseo o siesta tranquila.
En Neuquén, más que estación de las flores, la primavera se ha convertido en la estación del fastidio. Y todo, gracias a ese viento innombrable que parece estar siempre un paso adelante, dispuesto a recordarnos que acá, hasta el clima tiene su costado cruel.