El Liverpool volvió a protagonizar una película repetida en esta Premier League: ventaja, ilusión y un golpe final que lo deja otra vez sin premio. En su visita a Elland Road, el equipo de Arne Slot empató en 3 ante el Leeds en un partido que tuvo de todo, pero que volvió a exponer las dudas defensivas de los Reds y la dificultad del nuevo ciclo para sostener resultados. En medio del caos, Alexis Mac Allister volvió a dejar huella y participó en la jugada del gol que parecía definitivo.
La primera mitad fue un desierto futbolístico. Cero remates entre los dos y una sensación de desconexión total, especialmente en un Liverpool que arrancó el partido sin Mohamed Salah, sentado nuevamente por decisión de Slot. Pero el desarrollo cambió por completo cuando Joe Rodon regaló una pelota increíble en la salida: Hugo Ekitike no perdonó y firmó el 0-1. Apenas segundos después, el propio delantero francés volvió a marcar, esta vez tras un centro de Conor Bradley. Dos goles en dos minutos, y sensación de control.
Nada de eso ocurrió. Leeds reaccionó empujado por un penal innecesario de Ibrahima Konaté, que Dominic Calvert-Lewin transformó en el 1-2. Y enseguida, Anton Stach aprovechó un desconcierto defensivo para el 2-2. De golpe, el Liverpool estaba otra vez metido en un pozo.
El alivio llegó al minuto 80 con una jugada que llevó el sello de Alexis Mac Allister. El argentino, con esa lectura fina que lo distingue, dejó pasar un pase raso en la puerta del área, descolocó a toda la defensa del Leeds y habilitó sin tocarla a Dominik Szoboszlai, que definió fuerte y cruzado para poner el 2-3. Era el golpe que parecía cerrar la historia.
Pero los fantasmas del descuento volvieron a visitar al Liverpool. Con nueve minutos añadidos, los Reds se replegaron mal, defendieron peor y dejaron solo a Ao Tanaka en el segundo palo, que estampó el 3-3 en el minuto 96. Otro mazazo, otro triunfo desperdiciado, otro capítulo en una temporada que se les escapa entre los dedos.
El empate dejó al Liverpool octavo con 23 puntos, lejos de la pelea grande y sin aprovechar los tropiezos de Arsenal y Chelsea. Para los de Slot, la tabla aprieta y las dudas crecen. Para Mac Allister, que volvió a mostrar jerarquía cuando ingresó, la sensación es agridulce: su toque marcó diferencia, pero los Reds siguen sin encontrar un rumbo claro.