El pasado fin de semana, la región —y en particular Bariloche— vivió una jornada extraordinaria desde el punto de vista climático. Las ráfagas de viento sacudieron todo a su paso: árboles, techos, postes de luz, y también se hicieron sentir sobre los espejos de agua. Sin embargo, ya desde una mirada más cercana a lo asombroso y la curiosidad —y tomando las medidas de seguridad necesarias—, el escenario se volvió único para capturar imágenes. Así fue como dos vecinos barilochenses, ambos profesionales de la navegación y la natación en aguas abiertas y frías, se volvieron virales al desafiar el espectacular oleaje del lago Nahuel Huapi para tomar una fotografía. El resultado fue impactante.
Clima sin tregua y una imagen que lo vale
Este fin de semana el clima no tuvo piedad y se mantuvo con vientos fuertes, alcanzando ráfagas, según datos del Servicio Meteorológico Nacional, de 115 km/h en Bariloche. El fenómeno, anticipado con una alerta naranja por viento y amarilla por lluvias, generó un despliegue de emergencia por parte de distintas áreas municipales y de seguridad. Esto produjo, por ejemplo, caída de árboles y casi una decena de voladuras de techos, entre ellos en un edificio en el que en el primer piso funciona un salón de fiestas infantiles y una escuela primaria. A este escenario se le sumaron reiterados cortes de luz. Durante la jornada trabajaron equipos de Protección Civil, Bomberos de Bariloche, y Parques y Jardines del Municipio.
Del otro lado de esta tormenta, la postal que ofrecía el Nahuel Huapi mostraba un paisaje tan potente como hipnótico, digno de ser retratado. “Si bien las ráfagas eran muy fuertes, tomando las medidas de seguridad me acerqué a una de las playas que rodea al Nahuel Huapi y vi que ese paisaje era increíble”, cuenta Marcelo Muñoz, fotógrafo y guía de rafting en Bariloche. “Agarré la cámara y no dudé en tomar fotos del lago, de las olas, de cómo entraba la luz entre las gotas que salían como disparos. Ya había visto algo así, muy pocas veces, pero no tenía la cámara. Esta vez no me lo podía perder. Fue espectacular”, destaca.
Al agua pero sin riesgos
Marcelo recuerda que en ese momento había varios curiosos en la playa, quienes se habían acercado para ver la potencia del viento y del agua. Entre ellos estaba Facundo Palumbo, nadador profesional de aguas frías. Facu, intrépido y experimentado, avanzó unos metros en la orilla del lago para capturar la imagen de un “gran tubo de agua”. Marcelo no dudó en retratar el momento. El resultado fue increíble y rápidamente, quienes estaban presentes también intentaron capturar la escena, y las fotos de estos dos barilochenses se viralizaron en redes sociales.
Si bien muchos usuarios compartieron con entusiasmo las imágenes, también surgieron algunas críticas en relación al riesgo de acercarse al agua en esas condiciones. Ante esto, Facundo fue claro: “Me encontré con Marcelo de casualidad. Los dos conocemos muy bien el entorno: aguas frías, navegación, natación. En mi caso también soy apneísta, así que sé perfectamente lo que implica estar en ese ambiente. Además, la playa donde estábamos, Centenario, la nado regularmente durante todo el año. Aunque haya espuma y no haya visibilidad, sé dónde estoy pisando. Conozco el comportamiento del lago, la temperatura. He nadado en días de vientos muy fuertes. Lo que hicimos fue aprovechar un momento único del año, pero con total conciencia de lo que hacíamos”.
Marcelo agrega: “Nos conocemos desde hace tiempo y ya hemos nadado juntos en aguas frías. Sabemos cómo cuidarnos en equipo y qué medidas de seguridad tomar. Jamás hubiésemos entrado al agua —ni siquiera unos metros— sin precauciones. Yo lo observaba desde afuera mientras hacíamos las fotos; Facu no se adentró demasiado, siempre con cuidado”.
Y Facundo refuerza el mensaje con claridad: “Algo muy importante en cualquiera de estas actividades —ya sea que se realicen de forma deportiva o recreativa— es hacerlo rodeado de personas capacitadas, con experiencia. Lo ideal es contar con acompañamiento de gente formada en natación en aguas frías, aguas gélidas o apnea”.
Y concluye: “Estas actividades extremas, si se hacen con la suficiente prevención, seguridad y conocimiento, pueden ser experiencias hermosas. Nos permiten conectar con el ambiente patagónico de una forma plena. Pero si se hacen sin preparación, pueden terminar muy mal. Hay que ser plenamente conscientes del riesgo que implican”.