El jueves fue un día distinto para un grupo de estudiantes del Instituto Séneca de Neuquén. Después de años de estudio, prácticas, exámenes y nervios acumulados, llegó por fin el momento más esperado: aprobar la última materia de la carrera de Radiología y recibirse.
Pero lejos de conformarse con una foto formal o un brindis rápido, decidieron festejarlo a lo grande y con mucho humor. La idea fue tan simple como original: alquilar un camión viejo, decorarlo con carteles, globos y banderas, subirse todos juntos y salir a recorrer las calles de Neuquén para celebrar el final de una etapa y el comienzo de otra.
El camión partió entre aplausos, bocinazos y celulares en alto. Familiares y amigos se acercaron para acompañar el momento, sacar fotos, grabar videos y despedirlos mientras el vehículo arrancaba rumbo a su improvisada caravana de festejo.
Hubo música, risas, algún que otro grito de desahogo y esa mezcla de alivio y felicidad que solo aparece cuando el último examen ya quedó atrás. La postal fue clara: jóvenes celebrando un logro académico con creatividad y alegría, sin solemnidad, pero con mucha emoción.
El final de una etapa, el inicio de otra
La carrera de Radiología exige constancia, compromiso y muchas horas de estudio. Por eso, el festejo tuvo un sabor especial. No solo celebraron el título que está por llegar, sino también el esfuerzo compartido, las madrugadas de estudio y el compañerismo que se fue construyendo a lo largo de los años.
Mientras el camión avanzaba por Neuquén, los recién egresados dejaron un mensaje simple pero potente: recibirse también puede ser una fiesta, y no hace falta más que ganas, amigos y un poco de imaginación para convertir un día común en uno inolvidable.
Porque a veces, después de la última materia, el mejor destino no es una casa sino un camión viejo, lleno de risas y sueños nuevos