Se sacrificó por su familia, dejó de lado su vida laboral y personal, y ahora la Justicia le dio la razón. En Cipolletti, un fallo del fuero de Familia dispuso que su expareja deberá pagarle una compensación económica por única vez, luego de comprobar que durante 17 años ella cargó con el peso del hogar y la crianza de los hijos, mientras él acumulaba bienes y estabilidad.
La historia comenzó en marzo de 2006, cuando la pareja inició una unión convivencial que se extendió hasta julio de 2023. En ese tiempo nacieron dos hijos, pero también se consolidó un reparto de roles que terminó siendo letal para la autonomía de la mujer: ella se dedicó al cuidado del hogar, él a un empleo formal con aportes registrados desde 2008.
El vínculo se quebró en medio de una denuncia por violencia de género. Ella se fue del domicilio con lo puesto, sin bienes, sin ingresos y sin sus hijos. Desde entonces, inició una acción judicial amparada en el artículo 524 del Código Civil y Comercial, reclamando lo que consideraba justo: una compensación por haber dejado todo por la familia y quedar en la ruina.
El expediente fue contundente. Testimonios, informes institucionales y certificados médicos revelaron que la mujer fue categorizada en “riesgo altísimo” al pedir ayuda, que recibió atención especializada y que hoy vive en un monoambiente cedido informalmente, sin recursos ni posibilidades de insertarse en el mercado laboral. En contraste, su expareja figura con empleo formal, motocicleta, automóvil y la atribución de la vivienda que compartieron.
La jueza no dudó: el desequilibrio era evidente. Valoró la edad y condición médica de la mujer, la dedicación a las tareas de cuidado y la imposibilidad actual de generar ingresos. También ponderó el impacto de la violencia ejercida durante la convivencia. Con perspectiva de género y apoyada en tratados internacionales, resolvió que correspondía una compensación económica para restablecer cierta equidad.
El fallo, además, impuso las costas del proceso al demandado y fijó intereses desde la notificación de la mediación prejudicial. En otras palabras: la Justicia reconoció que ella dejó todo por su familia, y ahora él deberá pagar por esa desigualdad.