Erase una vez un francés desembarcó por estas tierras y se autoproclamó Rey de la Patagonia. Se trata del abogado y aventurero Antoine Tounens que vivió en las primeras décadas del Siglo XIX y cuyo destino final sería fundar una monarquía en la región sur.
Para quienes estén en Bariloche, el repaso de esa historia se puede recorrer en una muestra en Bariloche, en el Museo de la Patagonia, ubicado en los alrededores del Centro Cívico hasta el 31 de enero, de la mano del artista visual, fotógrafo, docente e investigador argentino, Alejandro Erbetta.
De abogado a monarca
Orélie Antoine de Tounens nació el 12 de mayo de 1825 en Chourgnac, un pequeño pueblo de la región de Perigord, Francia. Según los registros históricos, desde joven mostró un espíritu curioso y aventurero, que lo llevó a estudiar derecho y convertirse en abogado.
Sin embargo, su sueño se centraba en los relatos de exploradores y las historias de los pueblos originarios en América del Sur más que en sus profesiones liberales. Es así que en 1858, emprendió un viaje hacia Chile con el objetivo de conocer las tierras de la Araucanía, habitadas por el pueblo Mapuche, quienes resistían la colonización chilena y argentina. Pero lo que comenzó como una expedición de descubrimiento pronto se transformó en una misión personal que desafiaría las fronteras de la cordura.
Quién la cuenta
Cientos de años después, y con un doctorado en Arts des images, spécialité Photographie, por la Universidad Paris 8, el artista Alejandro Erbetta logra reconectar esta historia a través de una colección de fotografías, que son parte de la exposición “Un reino imaginario”.
Durante su carrera, sus temas de investigación han girado en torno a la fotografía y la poética de la memoria, la reconstrucción de historias, el imaginario y la ficción.
Según había descripto, la muestra sobre “El Rey de la Patagonia” nace de una investigación artística que entrelaza fotos, archivos de instituciones históricas tanto de Francia como de Argentina, y recopilación de documentos del propio Antoine.
Centrado en una búsqueda que articula lo documental y lo poético, Alejandro Erbetta viajó por Patagonia, explorando el territorio y reactivando las capacidades narrativas del mismo al fotografiar los lugares de Patagonia que Tounens había recorrido, y aquellos de donde era oriundo.
La muestra cuenta con la curaduría de Pablo Méndez y el apoyo del Centre National des Arts Plastiques y el Instituto Francés de París, y se resume no sólo como un homenaje a la Patagonia, sino como un puente cultural entre Francia y Argentina.
Reino y utopía
La historia que guarda la muestra “Un Reino imaginario” trata de rescatar la historia de Tounens, ya establecido en el sur patagónico y bajo la confianza de los líderes del pueblo Mapuche.
En ese entonces, el viajante se presentó como un defensor de los derechos de la comunidad aborigen y propuso una visión audaz: fundar un reino independiente que englobara la Araucanía y la Patagonia. Con un carácter persuasivo y la promesa de representar sus intereses frente a los gobiernos de Chile y Argentina, convenció a varios caciques de proclamarlo rey.
Incluso, en 1860 llegó a redactar una constitución para su reino y se autoproclamó monarca bajo el título de "Rey Orélie I". Su territorio, según él, se extendía desde el río Biobío hasta las tierras que hoy es el sur de Chile y Argentina. También creó una bandera y emitió monedas.
Para Tounens, la Patagonia representaba la pieza clave de su reinado: un territorio salvaje donde podría consolidar su poder. Según sus relatos, este lugar estaba lleno de oportunidades, capaz de convertirse en un reino próspero bajo su liderazgo. Sin embargo, su sueño chocaba con la realidad: los gobiernos de Chile y Argentina consideraban estas tierras parte de su soberanía.
La situación llegó a un punto crítico en 1862, cuando Tounens fue capturado por las autoridades chilenas. Acusado de conspiración y declarado mentalmente inestable, fue deportado a Francia.
Pero su destierro no marcó el fin de sus ambiciosas ideas: Tounens regresó a Sudamérica en varias ocasiones, intentando recuperar su trono. Sus viajes estuvieron marcados por crisis económicas y el escepticismo quienes se habían proclamado como aliados. Aún así, continuó proclamándose rey y escribió memorias donde narraba sus aventuras.
Un sueño que no murió
En 1878, después de años de lucha infructuosa, Orélie Antoine de Tounens falleció en la pobreza y el anonimato en Tourtoirac, su tierra natal. Sin embargo, su legado perduró de manera inesperada.
En la desolada extensión de la Patagonia, donde el viento sopla sin descanso y los paisajes parecen infinitos, se tejió esta historia que mezcla aventura, diplomacia, y una pizca de locura. Orélie Antoine de Tounens pasó a los libros de historia como el autoproclamado "Rey de la Araucanía y la Patagonia".
Su extraordinaria vida, que transcurrió entre Europa y Sudamérica, sigue despertando intriga y admiración. Y hoy, es imagen en Bariloche.