En nuestro país estuvo fuertemente arraigada la costumbre de alimentar a los animales de compañía con lo que se tenía a mano. Esto se veía más a menudo en las zonas rurales, donde la misma actividad cotidiana llevaba a que muchas veces los perros ingirieran vísceras crudas de animales recién carneados.
Este hábito llevó a que en Argentina la hidatidosis fuera un problema importante. La enfermedad es zoonótica, lo que quiere decir que se puede transmitir de animales a personas. Los perros infectados eliminan huevos del parásito a través de sus heces, contaminando suelo, agua y pastizales donde conviven con personas y otros animales.
El médico veterinario Juan Radesca explicó, en diálogo con Entretiempo por AM550, que la principal vía de contagio para los humanos es la ingestión accidental de alimentos o agua contaminados con esos huevos microscópicos. “Dentro del organismo se dispersan y forman quistes, que en casos graves pueden romperse y provocar incluso la muerte” advirtió.
La hidatidosis puede afectar órganos vitales como el hígado y los pulmones, y muchas veces requiere intervenciones quirúrgicas o, dependiendo el caso, tratamientos médicos.
En el contexto urbano es muy poco probable que se desarrolle un contagio de estas características, aunque Radesca advierte que, con las nuevas tendencias de alimentación para los canes como lo es el caso de B.A.R.F., se está advirtiendo un regreso de enfermedades que se habían controlado.
Como el contagio del perro se produce por la ingesta de alguna víscera que contenga esos quistes, la cocción de las mismas y el control de la alimentación es una herramienta importante para erradicar la hidatidosis, así como también el lavado de verduras y de aquellos alimentos que puedan llegar a estar en contacto con animales.