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Jueves 16 de Octubre, Neuquén, Argentina
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Viajaron por 7 países con sus hijos y demostraron que “los sueños se construyen”

En la previa al Día de las Familias, compartimos cómo hizo una familia barilochense para pasar 13 meses en la ruta, recorriendo Sudamérica y viviendo una de las mejores experiencias de sus vidas (por ahora).

Jueves, 16 de octubre de 2025 a las 11:53
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A la aventura y más alla: 7 países, 80 ciudades (Fotos: gentileza)

Los Gómez Peracca son cuatro: Manu y Laila (hijos),  Andy (papá) y  Lupe (mamá). Salieron de Bariloche en mayo del 2024 y estuvieron poco más de un año viajando por siete países de Sudamérica en auto. Juntos, construyeron este sueño como familia y lo volvieron realidad recorriendo miles de kilómetros.

“Nuestra frase es los sueños se construyen porque cuando vimos que lo que queríamos hacer era gigante, empezamos con esta idea de desmenuzar el deseo”, dice Lupe, quien, además, administra las cuentas de “A la aventura y más allá”  donde comparte cómo se preparon, tips de familias viajeras, perlitas de cada destino y todo el plan que llevaron adelante.

Encontrar los sí; salir de los no

Esta historia comienza cuando “comenzamos a flashear con el típico sueño de viajar en motorhome desde Argentina hasta Alaska, no nos alcanzaba la plata para ese tipo de vehículo, no sabíamos hacer artesanías, así que no podíamos vivir de eso, y como que empezó a haber mucha historia ahí y nos trabábamos todo el tiempo”, relata Lupe.

Quebrada de Las Señoritas (Jujuy), uno de los destinos dentro de Argentina

“Un día nos fuimos desde Bariloche hasta Misiones, sin dejar de trabajar a la distancia. Con la compu y el teléfono, contestando nuestros pequeños negocios. Nos dimos cuenta de que de esa manera también se podía viajar, y que empezamos a encontrar los ‘sí’, a salir de los ‘no’: no tenemos guita, no tenemos una casa rodante, no tenemos casa propia, no tenemos ningún tipo de sponsor que nos aguante. Y empezamos a buscar los ‘sí’: sí teníamos, primero, muchas ganas; teníamos salud, y eso nos permitía hacer muchas cosas; sí teníamos el auto, que podíamos vender y comprar una camioneta mejor”, comparte.

Y añade: “Luego de muchas preguntas y de analizar cuál sería el verdadero destino de este viaje, descubrimos que lo que queríamos era pasar mucho tiempo juntos, en un viaje terrestre que tuviera un principio y un final. Entonces, a eso nos referimos cuando decimos que los sueños se construyen: con desmenuzar, desarmar, para poder encontrar cuál es el deseo real. Por lo menos, eso fue lo que nos sirvió a nosotros”.

Cómo es recorrer por ruta y en familia, parte del continente,

Una vez que este deseo tomó forma, Lupe y su familia se tomaron un año para preparar todo: “armamos un panel en casa pegando fotos para que los chicos lo vean y entiendan lo que íbamos a hacer. Cuando llegó el momento de viajar, si bien estábamos nerviosos, ya habíamos pasado por un montón de etapas”.

Y el 1º de mayo de 2024, bien tempranito, comenzó la ruta “más larga del viaje”.

80 ciudades; un solo hogar

Primera parada: Malargüe (Mendoza). Primera anécdota: “Llegamos a los famosos 200 kilómetros temidos de ripio y se nos hizo de noche. Nos perdimos, habíamos armado un bidón de gasolina por si nos pasaba algo y se desarmó; nos pasó de todo, pero llegamos muy felices. Estábamos aterrados, nos la remandamos, y al mismo tiempo había una sensación de: ¡oh, lo hicimos! Llegamos al primer destino”, recuerda Lupe.

Lupe, Manu, Laila y Andy en Colombia

Salimos de Argentina hacia Bolivia, y después vinieron Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y volvimos a ingresar al país. En todo ese trayecto contamos unas 80 ciudades, lo cual fueron también 80 mudanzas, porque viajábamos en auto; entonces, en cada lugar que llegábamos había que bajar todo, pasar las cosas del auto, los chicos con sus ositos, armar las camitas. En cada ciudad estuvimos un mínimo de uno o dos días, y hasta quince fue lo máximo que permanecimos. Nos ha pasado que nos prestaron granjas, barcos, cosas muy insólitas, para pasar la estadía”, destaca.

Los más peques tenían seis y ocho cuando zarparon

En las plataformas donde relatan cómo fue el viaje por siete países de Sudamérica en camioneta, tips y anécdotas, se presentan así: “Andy maneja, Lupe organiza,  pero los verdaderos compañeros de viaje son Laila y Manu”. Estos peques de la historia tenían seis y ocho cuando zarparon. En medio del camino, cumplieron años: “Eso fue una experiencia súper linda, los dos lo recuerdan como un cumpleaños hermoso, porque hicimos cosas diferentes”.

Lupe explica que “desde un principio, antes de tomar la decisión de viajar, nos sentamos con ellos y les planteamos nuestra idea, y los dos nos dijeron que sí. A partir de ahí, toda la construcción fue con ellos”.

En Copacabana, Bolivia

Amazonas, Mar Caribe, parques de diversiones, “una biblioteca antigua en Río de Janeiro donde Laila lloró” y muchos otros puntos fueron marcados en ese mapa familiar durante 13 meses.

Finalmente, ya tocando las puertas del Nahuel Huapi, a su regreso, la sensación fue clara: “Vivimos en la ciudad más linda de toda América. Después de haber conocido 80 ciudades, creo que Bariloche es una de las más hermosas. Nos pasaba que nos encontrábamos con muchos viajeros que venían de estar encerrados en una oficina, y a nosotros no nos pasaba eso. Nosotros amamos Bariloche: no viajamos porque queríamos irnos de acá, sino porque queríamos ver todo lo que hay afuera”.

Regalo de familia

“Creo que el ejercicio más lindo que hicimos en toda esta experiencia fue proponernos conocernos en profundidad los cuatro. Y ese es el ejercicio que yo recomiendo”, concluye Lupe, pensando ya en la próxima aventura.

"Conocernos en profundidad los cuatro"

“La idea fue volver a Bariloche, organizarnos un poco, vender varias cosas que tenemos acá y salir nuevamente. Nuestra meta es que en 2027 podamos recorrer lo que nos queda de América. Queremos viajar a Estados Unidos, comprar allá un motorhome —todo esto está contado en nuestros videos de YouTube también— y recorrer toda la zona del Caribe, México, Estados Unidos, Canadá… y, ahora sí, llegar hasta Alaska para ver las auroras boreales”, anticipa.

Y cierra con una sonrisa: “Después seguiremos, porque ahora tenemos ganas de conocer todo el mundo juntos. Aprendimos que cuando salís, te das cuenta de que afuera también resolvés, que se puede, que no pasa nada tan grave, y que es igual que acá: hay gente copadísima en todos lados. Mis hijos saben que en el mundo ya hay personas que los están esperando; donde vayan, tienen la seguridad de que siempre van a poder. Eso, para nosotros como papás, es el mayor regalo: dejarles el mundo a sus pies, para que hagan lo que quieran, cuando quieran”.

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