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Domingo 14 de Septiembre, Neuquén, Argentina
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Encuéntrame en tus sueños (39na parte ¿Sabes quién viene a cenar?)

Mientras esperan para detener al hombre clave, llega una enigmática mujer a la aldea irlandesa.

Domingo, 14 de septiembre de 2025 a las 18:44
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Greenbrae, entrada la noche en la casa-refugio del pueblo.

Habíamos llegado a la casa hacia poco: Joe O”Brian, mi amigo irlandés, compañero de ruta en Camboya; el director de Interpol en Dublin, James Neville; el sargento de los USMarshalls, Steve Collins, compañero de viaje y un servidor. Todos exhaustos.

Nos desplomamos en las sillas en derredor de la amplia mesa del living-comedor mientras el agua iba adquiriendo la temperatura necesaria para el té que nos ayudaría a bajar las toneladas de adrenalina que habíamos generado entre la larga vigilia sobre la casa de Milly MacFanon y la estelar aparición de Carmel Flanagan ofreciéndose rendirse, siempre y cuando lo detuviera el teniente John Valdez.

En otra circunstancia, la cosa hubiera terminado a los tiros y, si sobrevivía, Flanagan hubiera ido a parar a la mazmorra de la Torre de Londres sin más, pero en este caso la condición de entregarse solo ante un USMarshall tenia una explicación: 

A pesar de las innumerables “banderas rojas” que sobre Carmel había desplegado la Interpol, a él no lo buscaban en el Reino Unido sino en los Estados Unidos y el teniente Valdez tenia un especial interés en el hermano gemelo del cardenal Mulligan-Flanagan.

El dominicano imaginaba que podría llegar a un acuerdo con Carmel que permitiera saber más de las sospechosas actividades extra-religiosas del purpurado a cambio de una reducción en las eventuales condenas que recaigan sobre su persona.

Pero había algo más:
James Neville, y por ende la Interpol en Irlanda y, en cualquier momento, Scotland Yard, estaban a su vez interesados en ahondar acerca de la extraña desaparición de toda una familia, ocurrida en Greenbrae en los tiempos en que Carmel vivía con sus padres y con su hermano Cian, por esos años recientemente ordenado cura párroco.

Tanto Neville como el capitán del grupo de respuesta inmediata, sospechaban que, en el momento menos pensado, aparecerían los amigos de Scotland Yard para llevarse a Carmel y eso, en las presentes circunstancias, era prácticamente impracticable. 

Después de que Carmel, si efectivamente cumplía con su promesa, se entregara a Valdez, otra seria la historia. Pero faltaba mucho todavía.

Collins se levantó de la mesa y me hizo una seña para que lo siguiera. Salimos de la sala y entramos en la cocina, ahí fue donde me dijo:

-Volvamos a llamar al teniente, ya debe haber regresado a su oficina.

-De acuerdo, vamos a contarle como está la cosa.

Collins tomó el teléfono, marcó los números del teniente y aguardamos. Casi al instante, Valdez atendió nuestro llamado:

- ¡¡Steve...!!

- ¡Teniente!
 

- Cuéntame qué pasó, infiero por tu mensaje en clave que tienen a Carmel...Ja, ja, ja... “Papá cansado”... fuiste muy original por cierto.

“Papa cansado” fue la clave que la CIA empleó en 1967 en Bolivia para confirmar que habían detenido al guerrillero Ernesto “Che” Guevara. Así me desasnó Neville cuando la escuché de boca de Steve Collins.

- Bien, teniente, encontramos a Carmel en la casa de la señorita Milly MacFanon, era una corazonada, pero acertamos, dijo Collins modestamente.

-¿Se resistió, tuvieron que usar las armas, el tipo está bien?, preguntó Valdez algo excitado.

-Bueno, no hizo falta disparar un solo tiro. Al ver todo el dispositivo de seguridad de la Interpol que rodeaba la vivienda, el tipo salió con las manos en alto y anunció que se entregaría.

- ¡Impresionante Steve! ¿Dónde lo tienen?

- Bueno ahí está lo que queríamos contarle.

Valdez hizo una breve pausa como si estuviera ordenando sus pensamientos y preguntó:

-¿Lo tienen detenido si o no? Steve, no caben más de dos respuestas, ¿sí o no?

- Sí y no teniente. Carmel se rindió, pero solo dijo que permanecería en esa casa hasta que Usted venga a detenerlo y recién ahí se entregaría.
 

Valdez hizo una pausa más larga intentando dilucidar el plan de Carmel. Por un lado, su declaración podría ser la sincera rendición de un criminal cansado de llevar esa vida de fugitivo, pero por otro lado podría ser parte de una maniobra para escapar del asedio de la Interpol y volver a desaparecer. En voz baja dejo saber su primera conjetura:

-Tiene sentido. Tiene mucho sentido. A pesar de las “banderas rojas” de Interpol, a Carmel no lo buscan los ingleses los Estados Unidos. Creo que está tratando de negociar un acuerdo con nosotros, y lo creo muy capaz. ¿Qué esta haciendo Neville ahora con sus hombres?
 

-Tienen la casa totalmente rodeada con guardias rotativas, es casi imposible entrar o salir de allí y además montaron un campamento frente a la vivienda. Hoy esperan la llegada de más tropas al lugar con tanquetas incluidas.

-Creo que hay un vuelo a Londres esta misma noche, puedo tomarlo y luego tomar un vuelo a Shannon y de ahí a la aldea, podría estar llegando mañana después del mediodía o a la tarde. Que Neville se comunique con Carmel y le anuncie que llegaré mañana, no quiero que el tipo empiece a ponerse impaciente.
 

-Cuando llegue a Shannon iremos a buscarlo, le resultará más cómodo, dijo Collins entusiasmado por la visita de su jefe.

-Una ultima duda, Steve, ¿llegó alguien de Scotland Yard?

-No teniente, no vino nadie...todavía...

-Gracias Steve, estás haciendo un gran trabajo ¿está nuestro amigo periodista escuchando lo que digo?

-Sí teniente, respondí.

-Anoche ocurrió algo que provocará un gran impacto en esta investigación. Algo que nos dará más trabajo pero abrirá más puertas que hasta ahora estaban cerradas.

-¿Qué pasó teniente? Preguntamos casi a coro.

-Asesinaron a Johnny Ray en la puerta de su casa...pero no es lo único relevante, hay un par de cosas más que afortunadamente salieron a la luz con su asesinato.
 

Nosotros estábamos en silencio sin poder decir palabra alguna. El teniente continuó con sus síntesis:

-El que llamábamos Johnny Ray, nacido y criado en Astoria, presunto compañero de colegio de Norman Blake, se llamaba en realidad José Manzanares y había nacido en Cuba. Había logrado convencer a Blake que efectivamente eran compañeros de escuela y lo que es peor, en su departamento encontramos pruebas de que el cubano conocía, a medias, la dirección donde se encuentran los papeles de Norman. Tras el crimen, esa dirección le fue entregada a su jefe de la mafia, alguien a quien llaman “el Amo”.

-¿O sea que los “chicos malos” tienen la forma de encontrar los papeles?, pregunté.

-Técnicamente no pueden hacerlo porque la dirección está incompleta, tendrían que rastrillar un estado entero con un ejército y no tienen ni el tiempo ni el ejército, respondió Valdez quien de inmediato nos anotició con una buena nueva:

-Pero nada está perdido aún: ¡Nosotros tenemos la dirección completa y correcta y eso nos da una tremenda ventaja! No puedo darles los detalles, si bien estamos hablando a través de una línea segura, pero esa información viene de “una fuente absolutamente inobjetable”, como diría nuestro amigo periodista. ¡Con suerte y viento a favor nos veremos mañana!, y cortó la comunicación.

Volvimos a la sala y le transmitimos la novedad a Neville, quien terminaba de conversar con el capitán del grupo de respuesta inmediata:

-Disculpe la interrupción, James, pero mañana nos visitará un amigo suyo, le dije.

Neville pensó un instante y de inmediato respondió con una ancha sonrisa:

-¿No me diga que mi amigo John Valdez vendrá a Greenbrae?, preguntó excitado.

-Exactamente, después del mediodía se supone que lo tendremos con nosotros.

-Bien, todo parece avanzar según lo previsto. Lo único que espero es que no tengamos visitas inesperadas que compliquen la situación. ¿Saben a qué me refiero?
 

-Honestamente no, respondí.

Neville despidió al capitán que volvió al campamento, se sirvió otra taza de té y empezó a hablarnos:

-Desde hace años, Scotland Yard está tras la pista de los hermanos Flanagan por la desaparición de toda una familia, padre, madre y un hijo, ocurrida en Greenbrae. A Cian, que es el principal sospechoso, jamás pudieron encontrarlo, pero ahora tenemos a Carmel que, si bien no es sospechoso, seguramente tendrá información para dar en un interrogatorio.
De eso hablaba con el capitán. Lo que nos pasó con Carmel esta noche, el hecho de que este enclaustrado en esa casa por propia voluntad, vigilado por medio centenar de efectivos de Interpol, es un fruto muy tentador para la gente de Scotland Yard que seguramente peleará legalmente por llevárselo detenido a Dublin y, si esto ocurre, todo el acuerdo con Carmel que John está imaginando se irá al retrete.
 

-A no ser que Valdez logre algún tipo de movida diplomática...agregué.

-Es una carrera contra el tiempo. Contra el reloj. Todo depende de la velocidad de la intrincada burocracia criminal estadounidense, apuntó Neville y agregó:

-En eso John es el mejor, conseguirá el instrumento legal para llevarse a Carmel “en la maleta”, roguemos que los de Scotland Yard estén todavía durmiendo.

En ese preciso instante unos golpes sonaron en la puerta de entrada.

Fui a abrir y me encontré con una hermosa y joven mujer parada en el umbral, con un cargado maletín en su mano izquierda y preguntando por Neville. 
Vestía un abrigo de color oscuro, su pelo era del color de la miel, sus labios y sus párpados estaban discretamente maquillados y sus pestañas y esa pequeña nariz la hacían parecer a Vivian Leigh en “Lo que el viento se llevó”.

Le pregunté el clásico “¿quién lo busca?” y su respuesta no fue menos impactante que su bella figura:

-Soy la teniente Virginia Stevenson de Scotland Yard, me dijo mostrando su placa.

Todo me decía que la noche recién empezaba.

(Continuará)

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