Entre el río Aluminé y la Ruta Provincial 23, en el corazón de la región de los Lagos del Sur, el pequeño poblado de Pilo Lil avanza a paso firme hacia un futuro ligado al turismo y al desarrollo local, sin perder de vista su historia, su paisaje y el trabajo comunitario que lo sostiene. Ubicado a unos 1.350 metros sobre el nivel del mar, entre Aluminé y Junín de los Andes, el pueblo comenzó a transformarse a partir de una obra clave: la pavimentación de la Ruta Provincial 23, que conecta con el paso internacional Pino Hachado.
Para la comunidad, el asfalto no representa solo una mejora vial, sino una oportunidad concreta para integrarse a los circuitos turísticos de la región. El nombre del lugar refleja su identidad profunda. Pilo Lil, en mapudungun, significa "roca agujereada", en referencia a las cuevas naturales del área, varias de ellas con arte rupestre, testimonio de una presencia humana milenaria. Esa memoria ancestral convive hoy con un paisaje marcado por formaciones rocosas volcánicas, modeladas por el agua, el viento y las antiguas glaciaciones.
Mientras avanza la infraestructura, también crece el compromiso local. Vecinas y vecinos se capacitan para recibir visitantes y el gobierno impulsa servicios turísticos básicos, siempre con una mirada cuidadosa del entorno. El crecimiento es pausado y planificado, en armonía con el ambiente y la identidad del lugar.
A orillas del río Aluminé, que nace en el lago del mismo nombre y recorre unos 170 kilómetros, el paisaje se vuelve protagonista. Sus aguas claras son reconocidas por la pesca deportiva, el rafting y las flotadas, y acompañan senderos naturales que invitan a recorrer el territorio a pie y sin apuro. La biodiversidad completa la escena. Pehuenes, jarillas y coirones dominan el paisaje, mientras que el puma, el guanaco y el cóndor andino habitan la región de forma silenciosa. En el río conviven especies nativas como el pejerrey patagónico y la perca, junto a truchas introducidas que hoy forman parte del atractivo pesquero.
Con senderismo, pesca y turismo rural como principales propuestas, Pilo Lil se consolida como un destino emergente, donde el desarrollo no borra la memoria, sino que se construye desde ella. Un lugar donde la roca guarda historia, el río marca el ritmo y el futuro se piensa en comunidad.