Hablar de prevención, bienestar y longevidad no siempre fue habitual en la agenda pública. Mucho menos de la mano de un médico especializado en patologías graves como el accidente cerebrovascular (ACV). Sin embargo, el neurólogo Conrado Estol entendió hace décadas que el impacto más profundo de la medicina no siempre está en el consultorio, sino en llegar a tiempo con un mensaje claro.
“Yo hacía medicina clínica en Estados Unidos y no entendía la neurología, así que decidí ser neurólogo. Después, cuando no entendía bien el ACV, me dediqué al ACV”, relató el especialista a Mejor Informado, con la simpleza que suele caracterizarlo al explicar decisiones clave de su carrera.
Estol nació en Estados Unidos y se formó allí, en un sistema que —como él mismo reconoce— ofrece recursos casi ilimitados para la investigación y la medicina académica. “Ser médico allá es muy bueno: tenés recursos para investigar, para publicar, para hacer lo que a mí me gustaba”, explicó.
Sin embargo, por cuestiones personales y del azar de la vida, terminó regresando a la Argentina. “No era lo más lógico, pero cuando llegué me di cuenta de que acá podía ayudar mucho más”, afirmó. Ese fue el punto de quiebre: pasar del desarrollo científico a la comunicación directa con la gente.
El impacto de comunicar prevención
En Estados Unidos, contar su trabajo en los medios no era parte del día a día. Incluso, recordó que a los 32 años fue entrevistado por The New York Times casi por casualidad. “Un jefe me mandó a mí porque él no quería salir. Fue algo inusual”, contó. Todo cambió en la Argentina. “Sentí que se podía hacer mucho más impacto comunicándole a la gente qué hacer para la prevención”, señaló. Hablaba de esto hace 25 o 30 años, cuando la idea de prevención cardiovascular aún no estaba instalada en la sociedad.
La pandemia y el salto comunicacional
La pandemia de Covid-19 marcó un antes y un después. “Hubo un quiebre tremendo”, reconoció Estol. Fue entonces cuando su hija le creó una cuenta de Instagram y la exposición mediática se multiplicó de manera inesperada. “Llegué a hacer seis o siete notas por día. Arrancaba a las seis de la mañana con los programas tempranos y terminaba a las once de la noche”, recordó. Durante ese período superó las cuatro mil entrevistas, un número que dejó de contabilizar. “Podía circular porque era médico”, agregó, en referencia a las restricciones de la época.
Desde entonces, su rol comunicacional se volvió central. “Dejé lo que hacía antes de la pandemia, que era más prevención clínica, y después se multiplicó muchísimo lo comunicacional”, explicó.
Longevidad: vivir más y mejor
A la prevención clásica del ACV —controlar la presión arterial, el colesterol, la diabetes y sostener un estilo de vida saludable— se sumó un concepto que hoy gana terreno: la longevidad saludable. “Yo no quiero que la gente tenga un ACV. Se puede prevenir”, insistió Estol. Y añadió: “En los últimos tres o cuatro años explotó la idea de que podemos llegar a los 100 años en buen estado físico y mental”.
Este cambio cultural ya no es exclusivo de adultos mayores. “Incluso los chicos de 20 años lo saben. En Estados Unidos, el segmento de 20 a 40 es el que más invierte en salud, porque dicen: ‘quiero llegar a los 98, pero bien’”, describió.
Más conciencia, pero aún falta
Consultado sobre la realidad en Sudamérica, Estol reconoció avances, pero también desafíos. “Comparado con hace 10 años, hay mucha más conciencia”, dijo. Como ejemplo, mencionó prácticas hoy impensadas: “Antes veías a una mujer amamantando y fumando un cigarrillo”.
Sin embargo, advirtió que todavía queda mucho camino por recorrer. La información está disponible, pero el verdadero desafío es transformarla en hábitos cotidianos.
Con una trayectoria que combina excelencia médica y comunicación masiva, Conrado Estol sintetiza su misión en una frase simple y potente: prevenir es la mejor forma de curar. Y, cada vez más, también la mejor manera de vivir mejor y por más tiempo.
Mirá la entrevista completa a Conrado Estol: