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Sergio Korzin y la nueva estética argentina: "Quieren verse bien sin parecer operadas"

Sergio Mario Korzin, cirujano plástico con amplia experiencia, explica  qué busca hoy el paciente argentino y cómo una consulta bien hecha puede evitar frustraciones.

Sabado, 13 de diciembre de 2025 a las 12:00
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Sergio Mario Korzin, médico cirujano plástico, discípulo del reconocido Dr. José Juri, habló con Mejor Informado.

Argentina se mantiene como uno de los países líderes en cirugía plástica y estética, y detrás de ese fenómeno hay especialistas que marcan tendencia desde un perfil bajo pero con un fuerte respaldo profesional. Uno de ellos es Sergio Mario Korzin, médico cirujano plástico, discípulo del reconocido Dr. José Juri, que habló con Mejor Informado sobre el cambio en los hábitos estéticos, los límites de la profesión y la importancia de elegir —y también rechazar— a ciertos pacientes.

Korzin recibe en su consultorio a un tipo de paciente que llega, en su gran mayoría, recomendado por otro. “La mayoría llega referido: una amiga, una ex paciente o un colega. Las redes están creciendo, claro, pero para mí la recomendación sigue siendo la forma más natural de conocer a un médico”, explica.

Ese vínculo previo, asegura, cambia por completo el clima de la consulta. “Cuando existe ese nexo, el paciente ya tiene una idea de mi manera de trabajar y de mi filosofía estética. Eso genera afinidad. Rara vez llega alguien cuyo criterio sea opuesto al mío”.

“La mayoría de los pacientes llega referido: una amiga, una ex paciente o un colega. Las redes están creciendo, claro, pero para mí la recomendación sigue siendo la forma más natural de conocer a un médico”, explica.

El cirujano reconoce algo que el mundo ya sabe: el país es referencia en estética desde hace décadas. “Argentina, junto con Brasil y Estados Unidos, ha sido pionera. No es solo una cuestión personal: verse bien influye en lo laboral y lo social”, señala.
Menciona a referentes como Pitanguy en Brasil o al propio Juri en Argentina, cuya formación atrajo durante años a médicos de toda Latinoamérica, una tendencia que aún persiste.

 

Qué busca el paciente argentino

Según Korzin, el perfil local es claro: naturalidad. “La frase más frecuente es: ‘Quiero estar mejor, pero no quiero parecer operado’. Antes se pedían narices tipo tobogán; hoy se busca algo recto o apenas respingado”.

En el caso de las mamoplastias, tiene una regla estética personal: “Me gusta la proporción 60-40: 60% del volumen abajo, 40% arriba. Es natural y armónica. En Brasil prefieren mamas muy notorias desde arriba; yo no comparto esa tendencia”.

El mismo contraste se observa en glúteos: “En Argentina preferimos un glúteo mediano, bien formado. En Colombia o México buscan glúteos grandes, muy voluminosos. Son idiosincrasias distintas”.

“La frase más frecuente es: ‘Quiero estar mejor, pero no quiero parecer operado’. Antes se pedían narices tipo tobogán; hoy se busca algo recto o apenas respingado”.

La autoestima y el riesgo de operar de más

Para Korzin, la decisión estética está íntimamente vinculada a la autoestima, pero advierte que no todas las motivaciones son sanas. “La autoestima lo es todo. Pero la percepción de la imagen corporal puede estar alterada. Cuando un paciente está demasiado intervenido, tenso, artificial, y habla mal de su cirujano anterior, son señales de alarma”.

En esos casos, asegura sin rodeos, la única respuesta posible es un no. “En cirugía plástica, después del 10 no viene el 11; viene el 0. Hay que elegir bien al paciente”.

El cirujano trabaja sobre un concepto que considera central: honestidad estética. “Si alguien tiene una nariz de 5 puntos y la puedo dejar en 8, todos quedamos contentos. Pero si alguien con una nariz de 9 quiere mejorar un detalle mínimo, la probabilidad de insatisfacción es alta”.

También destaca la importancia de la llamada cronoterapia: “Al mes vemos una aproximación, pero el resultado final puede tardar un año. El tiempo también opera”.

"Si alguien tiene una nariz de 5 puntos y la puedo dejar en 8, todos quedamos contentos. Pero si alguien con una nariz de 9 quiere mejorar un detalle mínimo, la probabilidad de insatisfacción es alta”

Los retoques y el límite de lo posible

Cuando un detalle no queda perfecto, Korzin no lo dramatiza. “Si hay una pequeña irregularidad o un resto de piel, se espera un tiempo prudencial y se hace un retoque. Es parte del proceso”. El problema aparece cuando el paciente no está conforme sin motivo real. “Si todo está bien y el paciente no lo ve así, probablemente no debimos haber operado. La consulta previa evita estas situaciones”.

 

El efecto contagio: una paciente feliz vale por cuatro

El médico reconoce un fenómeno muy habitual en su práctica: cada cirugía exitosa genera una red de nuevas consultas. “Una paciente contenta trae a cuatro; una paciente descontenta espanta a diez. Además, entre amigas suelen compartir un criterio estético similar, y eso hace que lleguen pacientes afines. Es muy positivo”.

 

Mirá la entrevista completa:

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