River atraviesa su momento más delicado de la era Gallardo. La derrota del domingo ante Deportivo Riestra, la gran sorpresa del torneo y actual líder de su zona, significó la cuarta caída al hilo de un equipo que venía de ser eliminado en las semifinales de la Copa Libertadores frente a Palmeiras.
La serie comenzó con el 1-2 ante Atlético Tucumán por la Liga Profesional, continuó con la derrota como local ante el Verdao, siguió con la eliminación en San Pablo y terminó con el inesperado golpe en Núñez ante el equipo revelación. Una seguidilla que no solo dejó afuera al Millonario de su gran objetivo continental, sino que también lo complicó en el plano local, encendiendo la impaciencia de los hinchas que hicieron sentir su malestar con fuertes cánticos contra los jugadores.
No se trata de una racha habitual en la historia reciente del club. De hecho, hay que remontarse a 2010 para encontrar la última vez que River perdió cuatro partidos consecutivos. En aquel entonces, el entrenador era Leonardo Astrada y el equipo, urgido por el promedio, encadenó derrotas con Boca, Argentinos, Lanús y Newell’s. Esa seguidilla terminó precipitando el final del ciclo del Negro y abrió paso a una etapa que derivaría en el descenso un año más tarde.
Aunque los contextos no son comparables, la estadística marca que pasaron 15 años sin que River tropezara tantas veces seguidas. Hoy, con un plantel mucho más competitivo y sin riesgo de promedio, la crisis se mide en frustración deportiva y en el golpe anímico que significó la eliminación copera.