MURIÓ MARADONA

"Era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses"

El barrilete cósmico admiraba a otros ídolos, tal como Eduardo Galeano que describió al "10" como "el más humano de los dioses".
jueves, 26 de noviembre de 2020 · 11:20

La muerte de Diego Armando "paró" al mundo entero. En las redes sociales millones de personas hicieron tendencia el apellido Maradona y a su vez colmaron los perfiles con imágenes en homenaje al futbolista más popular y criticado de la historia. Muchos artistas gráficos, algunos conocidos otros no tanto optaron por graficar la imagen del 10 llegando al cielo y devolviéndole la mano con la que le hizo el emblemático gol a Inglaterra en 1986 a Dios.

El barrilete cósmico admiraba a otros ídolos como él; tal como Eduardo Galeano que compartían una admiración mutua que no temían manifestar, hecho que se puede comprobar en diferentes declaraciones públicas y en las múltiples referencias al astro argentino que el escritor uruguayo plasmó en sus obras. 

Las figuras argentinas e internacionales dejaron sus mensajes a través de las plataformas digitales, conmovidos por la partida del legendario ex futbolista. Lalo Mir, reconocido presentador y locutor argentino, se sumó, y decidió homenajearlo con un video, colocando su voz a uno de los más resonantes y recordados relatos que aparece en el libro Cerrado por Fútbol (2017), en el cual Galeano describe al "10" como: El más humano de los dioses.

 "Ningún futbolista consagrado había denunciado sin pelos en la lengua a los amos del negocio del fútbol. Fue el deportista más famoso y más popular de todos los tiempos quien rompió lanzas en defensa de los jugadores que no eran famosos ni populares. Este ídolo generoso y solidario había sido capaz de cometer, en apenas cinco minutos, los dos goles más contradictorios de toda la historia del fútbol. Sus devotos lo veneraban por los dos: no sólo era digno de admiración el gol del artista, bordado por las diabluras de sus piernas, sino también, y quizá más, el gol del ladrón, que su mano robó. Diego Armando Maradona fue adorado no sólo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses", comenzó recitando el gran escritor. 

 

 

"Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero. Maradona fue condenado a creerse Maradona y obligado a ser la estrella de cada fiesta, el bebé de cada bautismo, el muerto de cada velorio. Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga". 

 

 

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