VIOLENCIA SIN FIN

En Cipolletti quieren ponerle el cascabel al Tigre

La renovación de espacios dentro de la barra más caracterizada de la institución, abrió una caja de pandora de la cual nadie quiere hacerse cargo. David “Tigre” Ancao, histórico líder de la facción más combativa del Club Cipolletti,  cedió su poder y esa sucesión mostró su primer capitulo el viernes por la noche.
domingo, 19 de septiembre de 2021 · 08:57

Los hechos suscitados el viernes en la previa del cotejo entre Cipolletti y Deportivo Roca por la primera final de la Liga Deportiva Confluencia marcan una vez más la inoperancia y la pasividad,  con la que el presidente de la institución Albinegra, Pedro Gutiérrez y funcionarios de seguridad de la provincia asisten a una realidad de la cual creen, no son participes.

Lo sucedido minutos antes del inicio de la primera final de la Confluencia disputada en la Visera, fue muy grave y sino pasó a mayores se debió únicamente a la gracia divina de Dios. Vecinos que circunstancialmente circulaban por la zona, después de la jornada laboral, se encontraron con una zona liberada en la que los violentos mostraron todo su poder.

La renovación de espacios dentro de la barra más caracterizada de la institución, abrió una caja de pandora de la cual nadie quiere hacerse cargo. David “Tigre” Ancao, histórico líder de la facción más combativa del Club Cipolletti,  cedió su poder a Marcelo Camacho, quien el viernes por la noche recibió el “bautismo” de parte de quienes se oponen a su conducción. Tanto la institución como quienes velan por la seguridad en la localidad, brillaron por su ausencia. Dejaron la zona “liberada”

“Vivimos una situación incómoda en la Visera”, aseguró con la liviandad que lo caracteriza Pedro Gutiérrez presidente del Club Cipolletti. Una vez más el máximo dirigente de la institución decidió mirar hacia el costado y dejar liberado al destino una situación que conoce y desestima. Él no va a ser quien le ponga el cascabel al gato. No solo porque la situación lo excede sino porque el gato, tiene tamaño de Tigre.

Ya la situación había sobrepasado al mandamás Albinegro cuando decidió intempestivamente mudar la localia que Cipolletti tenía en el predio 15 de Octubre hacia el estadio de Centenario, en Neuquén. Con una situación sanitaria todavía en ebullición y con resultados que alimentaban  el alma de los simpatizantes del “Capataz”, la chacra incrementaba sin control el ingreso de sus barras. La dirigencia en vez de tomar decisiones firmes y buscar respaldo institucional, prefirió echarle la culpa a los operativos de seguridad. Aunque más tarde recalculó en sus dichos y aseguró que no fueron sus palabras,  Pedro dijo lo que sentía y había dicho.

En decisión salomónica,  Gutiérrez “vendió” la posibilidad de jugar de local en su predio, especialmente diseñado para jugar la primera etapa del certamen, con tal de sacarse de encima el “problema” con los hinchas más caracterizados. Igualmente la situación diseñada, estuvo a punto de desmadrarse cuando en la previa del cotejo ante Deportivo Madryn, los “muchachos” capitaneados ya por Camacho decidieron hacerse notar con piedrazos desde afuera del estadio neuquino, que impactaron en el banco de suplente del equipo chubutense. Una vez más, no pasó a mayores por gracias de Dios. Aunque la dirigencia del Aurinegro hizo saber el destrato recibido.

Con la vuelta a la Visera, el “Presi” creyó que parte del inconveniente que genera la facción dominante de la barra, podría superarse. Una vez más y disponiéndose a la buena de Dios, Gutiérrez libró su suerte al destino. Recibió con afectuosos abrazos a funcionarios nacionales, provinciales y municipales en la reinauguración de la Visera. Las relaciones públicas son su fuerte, el barro ensucia y su muñeca es endeble para tomar decisiones.

Lo del viernes, en pleno centro de Cipolletti fue muy grave. Y solo fue una muestra del poder que manejan los violentos. Los vecinos todavía no salen de su asombro. Si la situación no dio pasó a la tragedia fue por que confluyeron suerte con más suerte. Es poco creíble que nadie supiera lo que iba a suceder.  La zona quedó dispuesta para el enfrentamiento. El importante espacio y los dividendos que genera la barra están en discusión. La vuelta paulatina de los espectadores (sin control) al renovado estadio y la compulsa por el liderazgo de la barra más emblemática del sur del país abrió una puerta que la dirigencia del Club Cipolletti prefiere esconder.

Mientras Gutiérrez simula ser una cigüeña y esconde su cabeza bajo la tierra, la situación fuera del campo de juego es una bomba de tiempo. En tanto Cipo atraviesa con el fútbol profesional, su mejor momento de los últimos 10 años. La pregunta es, si este buen presente deportivo puede empañarse por situaciones extradeportivas.                

       

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