La Selección Argentina Sub-20 volvió a mostrar su poder de fuego en el Mundial de Chile con un 4-1 ante Australia. Más allá del resultado, la gran noticia para el equipo de Diego Placente es la sociedad que se consolida partido a partido: la de Ian Subiabre y Milton Delgado. Uno de River, el otro de Boca. Dos juveniles con pocos minutos en sus clubes, pero con jerarquía suficiente para ser determinantes cuando se juntan con la camiseta albiceleste.
El ejemplo más claro se dio en el tercer gol: Delgado, con una jugada de pura calidad, asistió a Subiabre, que definió con categoría. “Fue toda de Milton, hizo un partidazo”, reconoció el extremo millonario, que a sus 18 años empieza a convertirse en una de las cartas más peligrosas del Sub-20.
El caso de Subiabre en River es llamativo. Alternó minutos en el Apertura, pero perdió protagonismo tras el Mundial de Clubes. Entre una negociación complicada por su contrato y la falta de continuidad, llegó al Mundial con dudas. Sin embargo, en Chile se transformó en socio indispensable de Delgado y renovó hasta 2028, enviando una señal fuerte al club de Núñez.
Por el lado de Milton Delgado, la historia es parecida. Con Fernando Gago había tenido espacio en el once inicial de Boca, pero con la llegada de Miguel Russo quedó relegado. No por bajo nivel, sino por decisiones tácticas y la llegada de Paredes, que le cerró una puerta en el mediocampo. Boca incluso rechazó una oferta del Besiktas, convencido de que su proyección vale mucho más. En la Selección, Delgado no solo recuperó confianza: es el motor de un equipo que juega a su ritmo.