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“El avión no bajaba”: la crónica estremecedora de Alan Ruschel a nueve años de la tragedia de Chapecoense

Entre recuerdos borrosos y escenas que quedaron grabadas para siempre, Ruschel reconstruye el viaje que cambió su vida y el destino de un equipo entero.

Viernes, 28 de noviembre de 2025 a las 16:32
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Alan Ruschel, uno de los pocos sobrevivientes de la tragedia aérea de Chapecoense, reconstruyó los momentos previos al accidente.

Nueve años después de una de las noches más oscuras en la historia del fútbol sudamericano, Alan Ruschel vuelve a ponerle voz a un recuerdo que todavía duele. El ex lateral de Chapecoense, hoy capitán de Juventude, reconstruyó como nunca antes las últimas horas del vuelo que trasladaba al plantel hacia Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana. Su testimonio, cargado de detalles y silencios, funciona como una crónica viva de una tragedia imposible de borrar.

Ruschel recordó que aquel viaje debía ser “una celebración para Chapecoense”, el broche a un sueño que el club había construido en tiempo récord. Pero todo cambió cuando el piloto anunció el comienzo del descenso… y el avión no descendió. “Repetíamos la maniobra, pero no bajábamos”, explicó. Lo siguiente fue un apagón total: luces fuera, silencio absoluto y una turbulencia que precedió al impacto del que solo conserva una imagen difusa antes de perder el conocimiento.

Hasta ese instante, nada en la aeronave había generado sospechas. Chapecoense, sin experiencia internacional, había contratado el vuelo bajo una modalidad frecuente en clubes de menor estructura. Ruschel estaba sentado en otro lugar, pero un intercambio casual de asientos con un compañero terminó ubicándolo en la butaca que, según los rescatistas, favoreció su supervivencia.

Lo que vino después fue una secuencia frenética, contada a fragmentos por quienes lo asistieron: Ruschel entregó sus documentos, pidió contactar a su padre y fue evacuado en estado crítico. Las lesiones en la columna preocuparon desde el primer minuto y su futuro caminando, mucho más el de un futbolista profesional, quedó en duda. Contra todo pronóstico, recuperó movilidad en pocos días.

Ya en el hospital, recién con ayuda psicológica entendió la magnitud del desastre. Con el correr de los meses regresó a los entrenamientos, disputó un amistoso con Barcelona y completó una rehabilitación monumental. No todo fue simple: tensiones internas y declaraciones dirigenciales lo empujaron a buscar nuevos rumbos fuera de Chapecoense.

Hoy, consolidado nuevamente en Juventude, Ruschel mira hacia atrás con mezcla de dolor, gratitud y una determinación que lo sostuvo desde la madrugada del 28 de noviembre de 2016. Su historia, de supervivencia, resiliencia y memoria, sigue marcando un antes y un después en el fútbol sudamericano. 

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