Colón de Santa Fe atraviesa días convulsionados y un cierre de año cargado de incertidumbre en todos los frentes. Con el plantel profesional de licencia, una inhibición de FIFA por deuda, elecciones presidenciales a fin de mes y un técnico que no sabe con qué jugadores contará, el panorama en el “Sabalero” parece no encontrar respiro.
El equipo que dirige Ezequiel Medrán no compite desde principios de octubre y recién volverá a hacerlo en febrero, cuando se reanude la Primera Nacional. Sin embargo, la inactividad deportiva se combina con un desorden institucional alarmante. Los futbolistas, que entrenaron hasta el 31 de octubre, quedaron licenciados hasta el 24 de noviembre, a pesar del pedido del entrenador para volver antes. Ante esto, Medrán decidió arrancar el 17 con los juveniles, en una especie de pretemporada paralela.
Mientras tanto, en el plano político, la cuenta regresiva rumbo a las elecciones del 30 de noviembre ya está en marcha. Tres listas se preparan para competir: la oficialista encabezada por José Alonso, el espacio opositor de Ricardo Luciani, que busca alianzas con empresarios locales y la agrupación de Ricardo Magdalena, que propone un proyecto deportivo financiado con recursos propios.
Pero más allá de los nombres, el próximo presidente deberá enfrentar un verdadero incendio financiero. FIFA impuso una inhibición por una deuda de 375 mil dólares con el paraguayo Alberto Espínola, lo que impediría incorporar refuerzos si no se cancela. A eso se suman los salarios atrasados de varios jugadores y un plantel que podría sufrir una renovación casi total.
En ese contexto, la continuidad de Medrán también está en duda. Aunque su contrato vence en diciembre de 2026, el entrenador depende de la nueva dirigencia que surja tras los comicios. Hasta entonces, Colón sigue atrapado entre los conflictos económicos, la desorganización y la incertidumbre de un futuro que, por ahora, se escribe con más sombras que certezas.