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Miércoles 27 de Agosto, Neuquén, Argentina
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Murió Shane Christie, ex All Blacks: un alerta sobre los riesgos del rugby

El neozelandés de 39 años, que se había retirado por problemas de salud relacionados con conmociones cerebrales, fue encontrado sin vida en su domicilio

Miércoles, 27 de agosto de 2025 a las 14:25
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Shane Christie, ex All Blacks y defensor de los Highlanders, falleció a los 39 años. Su historia visibiliza los graves efectos de las conmociones cerebrales en el rugby

Shane Christie, ex jugador de los All Blacks y defensor de los Highlanders y Māori All Blacks, fue encontrado sin vida en su casa de Nelson a los 39 años, según confirmaron las autoridades locales. Aunque la causa exacta de la muerte permanece bajo investigación, medios neozelandeses señalan que podría tratarse de un presunto suicidio.

Christie había dedicado los últimos años de su vida a alertar sobre los graves efectos de las conmociones cerebrales y su posible relación con enfermedades neurodegenerativas, tras experimentar personalmente síntomas severos como dolor de cabeza constante, déficit de memoria y fatiga. Su preocupación lo llevó a donar su cerebro a la ciencia, para contribuir a investigaciones sobre la encefalopatía traumática crónica (ETC), una patología asociada a traumas craneales repetidos que solo puede diagnosticarse de manera póstuma.

Tras retirarse en 2018, Christie se convirtió en un activista en defensa de la salud de los jugadores, impulsando cambios en protocolos médicos y estrategias de seguimiento dentro del rugby profesional en Nueva Zelanda. Su compromiso se profundizó tras la muerte de su amigo y ex compañero Billy Guyton, el primer rugbier neozelandés diagnosticado póstumamente con ETC. Christie colaboró con la Fundación Billy Guyton, orientada a visibilizar los riesgos de las conmociones cerebrales y brindar apoyo a deportistas afectados.

Durante su carrera, Christie defendió también a Tasman (del cual fue capitán), Crusaders y Highlanders, conquistando el título del Super Rugby en 2015. Los golpes recibidos en cada partido marcaron su vida: “Hay jugadores que sufren conmociones cerebrales sin saberlo. El público no tiene idea de cuántos se producen cada semana, y subestimamos sus efectos”, explicaba el exjugador.

Su historia deja una alerta clara: el rugby, y otros deportes de contacto, pueden tener consecuencias físicas y mentales profundas que trascienden la cancha. Christie buscó visibilizar la realidad de los jugadores y exigir transparencia en el manejo médico, recordando que la pasión por el deporte no puede poner en riesgo la salud de quienes lo practican.

El fallecimiento de Shane Christie no solo conmueve a Nueva Zelanda, sino que también reabre el debate global sobre la seguridad en los deportes de contacto y la necesidad de protocolos más estrictos para proteger a los atletas, durante y después de su carrera.

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