Cristian Romero nunca negocia la intensidad. Ni siquiera en un amistoso de pretemporada. Este domingo, el defensor argentino protagonizó un fuerte cruce con Bruno Guimarães en el empate 1-1 entre Tottenham y Newcastle, en Seúl, en un partido que pareció tener más clima de Premier que de gira promocional.
La escena se dio cerca del cierre del primer tiempo, tras una jugada dividida dentro del área del Tottenham. Guimarães, con la sangre caliente por una dura entrada previa del Cuti en la medialuna, fue directo a increparlo. El cordobés se plantó, hubo topetazos, empujones y hasta una patada al pasar. El brasileño no se quedó atrás: lo tomó del cuello y se gritaron varias cosas que poco tenían de diplomáticas.
La situación escaló rápido y tuvo que intervenir el surcoreano Heung-Min Son, ídolo local que se despidió ese día de los Spurs, para separarlos antes de que el conflicto terminara peor. También intercedieron varios compañeros y, curiosamente, el árbitro decidió no amonestar a ninguno.
Romero, fiel a su estilo, no se achicó: se mantuvo firme, reclamó al árbitro y luego se cruzó verbalmente con Fabian Schär, capitán de las Urracas. Ya en el entretiempo, el técnico de Tottenham prefirió no arriesgar más y lo sacó del partido.
El cruce entre Cuti y Guimarães fue lo más picante de un partido sin grandes emociones futbolísticas pero cargado de tensión. A diez días de la Supercopa de Europa frente al PSG en Udine, el zaguero argentino volvió a dejar en claro que, para él, no existen los partidos livianos.