Franco Armani siempre fue sinónimo de seguridad en el arco de River, pero había una cuenta pendiente: los penales. Durante años, el Pulpo fue criticado por no poder detenerlos y los hinchas lo hacían sentir su frustración. Sin embargo, en las últimas semanas, Armani revirtió su historia con determinación, trabajo y análisis: se transformó en un héroe bajo los tres palos.
El arquero santafesino fue protagonista en las tandas de penales ante Libertad, por Copa Libertadores, y Unión, por Copa Argentina, atajando de manera decisiva y dándole a River el pase a cuartos de final en ambos torneos. Su actuación silenciosa y contundente cerró bocas y reafirmó su liderazgo.
“Yo lo que hago con mis compañeros es darles confianza. Ellos saben que últimamente, y lo digo con toda humildad, yo dos penales atajo. Eso les da confianza”, confesó Armani, consciente de que su seguridad contagia al resto del equipo.
El Pulpo reveló además el trabajo detrás de su transformación: “Tenemos un análisis previo, de diez penales de cada posible pateador del rival. Está estudiado, tenemos el entrenador de arqueros, Tato Montes, que nos pasa el informe y los otros arqueros dan su punto de vista. Después es tener confianza en uno mismo y actitud. Observar la carrera, la postura del ejecutante”.
Armani, que ahora se prepara para enfrentar a Palmeiras en la Libertadores, resumió su proceso con humildad y orgullo: “Gracias a Dios se están dando las cosas: en una semana hubo dos tandas de penales. Son momentos que hay que aprovechar, porque hubo momentos en los que no atajaba ningún penal y ahora se da que atajo penales”.
La historia de Armani demuestra que con trabajo, análisis y confianza todo puede cambiar: de dudas a héroe, el Pulpo volvió a brillar y se convirtió en el seguro de River en los momentos más decisivos.