La Política en Neuquén

El círculo rojo, las políticas públicas, ser o parecer

La gestión provincial continúa alimentando la generación de políticas públicas. Neuquén capital es una usina de entredichos políticos de menor importancia pero que preocupan.
domingo, 4 de agosto de 2019 · 11:14

En el plano político, en Neuquén suceden situaciones muy distintas. Si uno las observa y analiza por separado puede caer en la cuenta que son momentos que tienen que ver con los procesos políticos de cada uno de los espacios que conviven en ese núcleo duro de la política activa, denominado círculo rojo. Es ese 30 % de la sociedad que tiene relación directa con la dirigencia política. Viven por y para la política. El resto, el 70% tiene su vida normal y le importa muy poco sobre lo que haga o deje de hacer la minoría dominante. Hay una especie de bloqueo emocional contra lo que se denomina la vieja política. Un fenómeno que crece lentamente y que se hace más notorio cuando nos alejamos de la capital provincial. Cuanto más lejos estás de la Confluencia con mayor notoriedad aparecen en agenda temas que proponen y disponen ciudadanos comprometidos. Un nuevo modelo viene bajando desde la cordillera y avanza hacia el resto de la provincia.

Quizás el ejemplo más palpable es el que se está dando por estos días entre los espacios que compiten por las bancas legislativas nacionales en juego.

Pereyra y el ser

Hay dos candidatos que representan a los espacios nacionales dominantes en pugna. Bajan su discurso hablando mal el uno del otro y vanagloriándose sobre las propias bondades. El macrismo y el kirchnerismo llevaron la grieta al estado más burdo que uno pueda imaginar. Enfrente y distante está el candidato a Senador Nacional, del MPN, Guillermo Pereyra. El actual senador y secretario general de Petroleros Privados, con sus más de 70 años a cuestas, ha tomado nota de las demandas de la mayoría ausente y pone énfasis en temas que hacen al interés mayoritario. Empleo, desarrollo económico y sustentable, los jóvenes, la desocupación, la capacitación y las adicciones son algunos de los temas que figuran en el mensaje del candidato emepenista. Al resto, lo pudo el 30%. El círculo rojo insiste en permanecer y no ceder en sus pretensiones hegemónicas. Nada nuevo. Siempre funcionó así.

Otro de los ejemplos podría ser lo que sucede en el orden provincial. El MPN viene con viento de cola y goza de las bondades del enamoramiento territorial. El 50% de votos alcanzados en la elección provincial de Marzo pasado, ubico al partido provincial en un sitio privilegiado de la política autóctona. No hay un referente opositor que no admita el buen momento por el que atraviesan el gobernador, Omar Gutiérrez, y el MPN como partido político. Tienen un plazo fijo que vence en 54 meses y en esta etapa inicial está arrojando excelentes dividendos. En Marzo, junto con las provinciales, salvo en Cutral Co, arrasaron en casi todas las elecciones municipales. Hace una semana hicieron lo propio en Plaza Huincul y se presumen resultados, similares, en el resto de las citas electorales comunales que se desarrollaran entre agosto y octubre.

 

El hacer

La imagen victoriosa, más el perfil de trabajo y compromiso constante que transmite el mandatario provincial son la base de la estrategia electoral que cumplen al pié de la letra cada uno de los candidatos a intendente emepenistas.

Esta versión del MPN va, incluso, contra los intereses de ese círculo rojo. Alienta asociaciones de gestión y política con espacios que tengan como síntesis la defensa de los intereses de Neuquén. La posta de la neuquinidad es compartida con otras expresiones políticas que se ven cómodos y apuestan a esta nueva versión del partido provincial.

En donde más se notan los contrastes es en Neuquén capital. El MPN asiste a uno de sus mejores momentos políticos. Es cabeza de un espacio que aglutina a gran parte de los movimientos sociales y políticos que van desde el centro derecho al centro izquierdo.

Tienen la impronta del éxito electoral alcanzado en casi todas las elecciones en las que el MPN ha participado. Y También los une la necesidad de terminar con 20 años de hegemonía comunal del actual intendente, Horacio “Pechi” Quiroga.

Pero por raro que parezca la coalición neuqueneana no ha sido severamente crítica de los años como intendente de Pechi. Es más, cada tanto resaltan las actitudes y aptitudes del actual mandatario comunal. El MPN tiene un crédito abierto de 54 meses, Quiroga transita los últimos seis meses de su última gestión al frente de la Municipalidad de Neuquén.

Lejos de criticar y pegar golpes bajos, el partido provincial y sus socios, ensalzan la figura del mandatario. Hay un respetuoso acompañamiento en el último tramo de su gestión.

 

¿Ser o parecer?

La contracara de lo que aquí recién analizamos, es el proceso político que transcurre en el espacio político oficialista, afín a Quiroga. Una pequeña porción de funcionarios y militantes quiroguistas, con alto poder de fuego, no fueron de la partida del proceso que lidera el actual Secretario de Gobierno y Coordinación, Marcelo Bermúdez. La situación se dio hace un mes. Preocupó y mucho al círculo áulico de Bermúdez y Quiroga. Todo parecía indicar que el tiempo curaría las heridas. Las situaciones de competencia y compatibilidad, o no, se siguen sucediendo. El espacio es un polvorín. Un audio de un ex funcionario municipal de primera línea “boqueando” los motivos por los cuales Quiroga lo había echado fue la muestra del momento que atraviesa el espacio político encargado de revalidar 20 años de gestión “quiroguista”.

El audio dejó al descubierto las diferencias existentes en el seno de la coalición pero también muestra cómo algunos propios, o no tanto, se animan a desafiar el poder que aún detenta Quiroga.

La foto narrada no hace más que mostrar en donde radica la fortaleza de unos y las debilidades de otros.

El MPN avanza victorioso y ordenado en cada una de las citas electorales que tiene por delante. Los cuatro años de mandato por delante son un imán que seduce, atrae, hipnotiza.

 

Rencor, viejo rencor

El oficialismo municipal capitalino, con la base de lo que fue en su momento Cambiemos, está inmerso en luchas intestinas. Disputas motivadas en algunas facturas pendientes que ciertos damnificados entienden, el actual intendente tiene que cancelar antes de concluir su mandato.  La sed de revancha hacia quien les dio de comer durante los últimos 20 años de gestión, evidentemente, puede más que cualquier planificación y proyección de campaña política que se pretenda instalar. Hasta hace pocos días la situación era decorosamente disimulada, el audio “odioso” del funcionario “bermudista” despedido no hizo más que exponer el momento por el cual atraviesa la fuerza política comunal gobernante.

Ante este escenario, el MPN hace de las suyas y trata de llevar agua para su molino. Si los adversarios no dieran motivos, seguramente, no habría tal animosidad.

Pero lo que surgió en el MPN, luego del tristemente famoso audio distribuido por el funcionario  municipal despedido, es la necesidad de bancar a Horacio “Pechi” Quiroga. Hay una línea de pensamiento que baja desde lo más alto del partido que indica que en lo electoral se insista y profundice con la promoción de las bondades de la propuesta que el MPN y sus aliados tienen para administrar la comuna capitalina, pero que también se den señales de sostén y acompañamiento de los últimos meses de gestión del actual intendente.

Dos meses en un proceso electoral es mucho tiempo, también puede ser suficiente para revertir situaciones adversas. Depende de cada uno de los actores involucrados. Seguramente llegará a la victoria el que menos errores cometa. Si los comicios fueran hoy, indudablemente habría un ganador y por varias cabezas de distancia.    

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