El beneficio y el peligro de Vaca Muerta para el MPN

Ya en el último tramo de la campaña electoral del año, el gobierno del MPN se ha “energizado” no solo con los buenos resultados en las urnas, sino también con el avance implacable de Vaca Muerta, que acaba de recibir una ratificación en inversiones de parte de dos de las empresas más fuertes que operan en la industria en el país, como son YPF y Shell.

Vaca Muerta tiene récord de producción, y esos datos positivos seguirán mejorando, siempre en el contexto de una economía nacional enrarecida y frágil, que la debilidad política del gobierno de Alberto Fernández difícilmente consiga encauzar por el buen camino. Circunstancialmente, el MPN se beneficia, e incluso puede enfatizar todavía más sus proclamas contra la supuesta torpeza del “centralismo porteño”. Es lo que ha hecho en estos días el gobernador y presidente del MPN, Omar Gutiérrez.

El mandatario sostuvo el miércoles que “cuando dije que íbamos a llegar a los 235 mil barriles día de petróleo, desde el centralismo porteño, a 1.200 kilómetros de distancia, me dijeron que había metido la pata (y preguntaron) de dónde había sacado esa cifra, bueno todavía no terminó el año y aquí estamos” (con una producción de 230 mil barriles/día).

Gutiérrez también se refirió al proyecto de ley de inversiones hidrocarburíferas que el Gobierno Nacional envió al Congreso. “Ratificamos nuestro apoyo a una ley que promueva las inversiones, pero para que ese objetivo se cumpla hay que consensuar la redacción de los artículos; es necesario que toda la industria, los sindicatos y los gobiernos acordemos la redacción de lo que debe y no debe decir la ley”, remarcó.

En ese contexto, sabedor de los indicios y encuestas, se permitió afirmar que, tras el 14 de noviembre, se va a reunir “con directivos de YPF y de otras compañías para aportar a la redacción final del proyecto”. Es decir, el MPN considera logrado el objetivo de sentarse nuevamente a la mesa grande de las decisiones, de la que había sido excluido, por impericia o por pretensión dominadora del kirchnerismo sobre los recursos del subsuelo.

En estos temas el MPN se siente con la pelota bajo el pie, dominando la escena del gran partido de fútbol en el que los argentinos nos sentimos, haciendo política con escaso nivel y mediocridad apabullante.

En el camino, se siguen concretando barbaridades que pueden salir muy caro. La última, fue el pase a archivo del proyecto de ley de Carrera Sanitaria, que sucumbió a la presión del sindicato ATE, con Carlos Quintriqueo a la cabeza. Una ley quedó bajo el dominio de un convenio laboral. Es inadmisible que se diga abiertamente, como lo ha dicho el diputado Mariano Mansilla (un doble agente, que divide sus jugadas políticas con el oficialismo y con la oposición), que el sistema de salud ya está encorsetado en el convenio colectivo, y que cualquier modificación no podrá pasar por la decisión de los diputados representantes de los ciudadanos, sino por la negociación paritaria con los gremialistas del Estado.

Es una concepción que el MPN tolera sin esfuerzo, porque, después de todo, fue su propia invención. Aunque le puede costar caro, tanto, que se puede llevar toda la plata que genere Vaca Muerta. Una vez más, el Estado neuquino corre el riesgo de devorarse a sí mismo, replicando aquella escena terrible pintada por el genial Goya, cuando retrató a Saturno comiéndose a su hijo.