LA NUEVA FASE POLÍTICA EN NEUQUÉN

El plan político de Gutiérrez, con el Tesoro recuperándose

Se dará un paso clave el lunes, en Rincón de los Sauces. Los detalles de una fase política renovada.
sábado, 18 de diciembre de 2021 · 18:24

El gobierno de Omar Gutiérrez formalizará, en lo político, el lunes, un paso importante. Implica, siempre dentro del contexto y la relatividad de las cosas, la asunción plena de que se entra de lleno en un plan de acción intenso, un virtual relanzamiento del gobierno en la relativa post pandemia, que se explica en función de tres conceptos: despliegue, territorio y acciones.

Ese plan, ese día clave, tomará cuerpo en Rincón de los Sauces, cuando Gutiérrez anuncie oficialmente que se concreta el “acuerdo de reparación histórica” con esa localidad petrolera. Ese acuerdo significa, en números, 404 millones de pesos de aporte inicial, más 10 millones de pesos mensuales que se garantizarán con el aporte de un yacimiento específico; y en política, significa sellar un acuerdo que se presume inviolable con el “ala petrolera” del MPN, la que conducen Guillermo Pereyra y Marcelo Rucci.

Ya había dado señales Gutiérrez de la nueva fase del gobierno del MPN: la primera, fue el cambio y renovación de su propio Gabinete; la segunda, su veloz asunción de la territorialidad política: en una semana, estuvo en Aluminé, en Zapala, en Villa la Angostura, en Centenario, en Vista Alegre. En Plottier, pasó una tarde entera, con la mitad de su Gabinete, con la intendenta Gloria Ruiz, gobernante de un territorio con el que había habido rispideces. En un momento de esa tarde, compartieron ambos con Raúl Peressini, el último de los caciques locales, dueño de un espacio político amigable con el MPN. En fin: el lunes, en Rincón, se completará esta fase inicial de esta especie de soldadura durable con protagonistas distritales de la política que pueden afianzar y contribuir a la gestión política de gobierno.

Dientes apretados, mirando para adelante, jugando en toda la cancha, dicen en el entorno de Gutiérrez, alentados por los datos que entienden positivos. Esos datos no hay que esmerarse demasiado para encontrarlos, porque son evidentes: buen momento económico con el fuerte repunte de producción petrolera, una temporada turística que se espera será “excelente”; y una recaudación de impuestos que sigue una curva ascendente a medida que se va recomponiendo la actividad económica de la provincia. El cuadro se completa si se apunta a lo electoral, y podría definirse certeramente en la presunción de que quien esté, en ese rubro, al lado del Gobernador, el año próximo, seguramente podrá “hacer la diferencia”.

En buen romance, el oficialismo empezó a insinuar que todo el poderío económico y de gestión que se está recuperando, se pondrá al servicio de la campaña electoral que se avecina. Y cuando se habla de campaña, se entiende, se habla primero de las que definirán al candidato del partido para los comicios del 2023, proceso que se planifica en dos etapas:  elecciones de renovación de cargos directivos en el MPN; y elecciones internas abiertas para elegir el candidato del partido a la continuidad de gestión.

En lo inmediato, el gobierno ya avisó que no habrá vacaciones este verano. Habrá dos líneas-fuerza para mantener activos a los funcionarios. La primera, tiene que ver con la vacunación y el control de los últimos coletazos de la pandemia; la segunda, con obras, de conectividad vial y digital, y, fundamentalmente, de infraestructura escolar. Esto ya se enfocó en la “mesa técnica” que se hizo con el gremio ATEN. El propósito del ministro del área, Osvaldo Llancafilo, es lograr que esta temporada no sea como las anteriores, y que se llegue a marzo con un alto porcentaje de escuelas en perfectas condiciones para iniciar el ciclo lectivo, que tiene fecha para el 2 de ese mes.

Si alguien quiere traducir el mensaje que pretende instalar el elenco gubernamental neuquino, podrá sin duda tomar este elemento simple: después de dos años de estar todo el tiempo, básicamente, hablando de malas noticias, se pretende ahora dar un decidido paso hacia la producción de una agenda con las buenas. Esta elementalidad es, más allá de su calidad primaria, especialmente acertada, si se tiene en cuenta que el gobierno siente que se ha recompuesto su caja, su tesoro, esa herramienta básica de la política. No está mal usar el dinero en la fabricación de buenas noticias, siempre que éstas se correspondan, de verdad, con una mejora social manifiesta, una mejora, en lo posible, de infraestructura social, que debería pasar, en gran medida, por la salud, la educación y la seguridad. Habrá que esperar y constatar tales cuestiones.

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