ELECCIONES 2023
Promesa de batalla electoral clave en la capital neuquina
Se confirmó la alianza entre Figueroa y Peláez. Tiene impacto en el distrito más importante, donde el oficialismo del MPN tiene su reducto principal.
La confirmación de la alianza, en el distrito capitalino, entre Rolando Figueroa y Juan Peláez, permite corroborar lo que se venía anunciando, es decir, una tremenda singularidad en el distrito capitalino, y el consecuente acrecentamiento de la importancia que tendrá lo que sus ciudadanos decidan en las elecciones generales del 16 de abril.
El fulgurante proceso que derivó en la oficialización de los respaldos cruzados, resiste cualquier intento de ver la política como un mecanismo atado a los partidos. Hace rato que esos engranajes se trabaron o rompieron, y el aparato comenzó a funcionar con otras leyes, no siempre vinculadas al exacto mundo de la física.
Juan Peláez era presidente de la UCR neuquina. No hace mucho tiempo que su encumbramiento había sido saludado con esperanza y devoción por el radicalismo vernáculo. En esas condiciones, asumió su propia candidatura a intendente, y comenzó a tejer alianzas variopintas. El proceso eclosionó en medio de los fórceps del proceso electoral neuquino, el cisma del MPN y las oportunidades que éste abrió. La convención radical le marcó el terreno, y Peláez terminó renunciando a su cargo en la UCR, aliándose explícitamente con Figueroa, y sosteniendo el resto de sus compromisos constructivos. Estos incluyen ni más ni menos que a Ramón Rioseco, o, mejor dicho, los referentes capitalinos del sector que comanda quien, desde Cutral Co, pretende ser candidato a gobernador, con la anuencia del senador kirchnerista Oscar Parrilli.
Todo esto pasó en muy poco tiempo, mientras el escenario se iba configurando, con la cronología oficial de los comicios, la anunciada simultaneidad entre las elecciones generales de la provincia y las del distrito capitalino, y la corroboración de que el intendente Mariano Gaido, presentándose a la reelección, jugaría fuerte en respaldo del candidato oficialista del MPN, Marcos Koopmann.
Tal como están las cosas, con esta promesa de apuestas fuertes, es la capital neuquina el escenario principal para la contienda más singular desde 1983. El respaldo de Figueroa a Peláez (y viceversa) augura una posibilidad de polarización en el voto ciudadano; y constituye una amenaza cierta para la continuidad de Gaido, quien, hasta ahora, lideraba cómodamente las encuestas.
¿Seguirá liderando? Habrá que esperar mediciones; pero es cierto que hay ahora un elemento confirmado que permite aglutinar votos opositores con mayor facilidad.
El MPN ha coordinado acciones resonantes en el distrito capitalino, tal vez anticipando que el grado de dificultad aumentaría. Así, en febrero comienza el nuevo servicio de colectivos, con dos empresas repartiéndose recorridos y un nuevo esquema de funcionamiento que responde al sugestivo e inevitable nombre de “Cole”. En febrero también se concretará la Fiesta Nacional de la Confluencia, toda una semana de presentaciones musicales reuniendo a los artistas que están en el top de la popularidad en Argentina, con un despliegue y una inversión pronunciada, y la apuesta a que Neuquén se convierta en referencia nacional de este tipo de espectáculos. El año contempla además el crecimiento con los nuevos límites capitalinos, más parques industriales, polos tecnológicos, mudanza del aeropuerto, más desarrollo urbano con más planes de viviendas. Un paquete que denota mucha acción ejecutiva.
Sin embargo, la complejidad del proceso electoral, con sus diásporas políticas, y un reordenamiento coyuntural que simplifica por el lado de continuidad o cambio del MPN a nivel provincial, hace imposible oficiar de oráculo seguro. Nadie lo podrá hacer, sin temor a equivocarse seriamente, pues este proceso es tan rico, que cuestiona el simple dos más dos es igual a cuatro; distorsiona casi naturalmente cualquier esperanza de transferencia de intención de votos entre distritos; y traduce de una manera extremadamente singular las tensiones de la ciudadanía argentina, ubicando el escenario nacional con inusitada fuerza en la contradicción principal a resolver, que es, precisamente, continuidad o cambio.
Lo que sí tal vez pueda anticiparse es que ya nada será como era antes: ni la continuidad será igual a sí misma, ni el cambio trastocará todo lo conocido; por lo que la Neuquén que actualmente se reconoce, desde el punto de vista sociopolítico, engendrará inevitablemente una versión nueva, una criatura todavía imprecisa, que asoma, dificultosamente, entre los pliegues húmedos del parto.
