El mundo del espectáculo volvió a vestirse de luto con la noticia del fallecimiento de Claudia Schijman, actriz y docente con una larga carrera en teatro, televisión y cine. A los 66 años, la artista dejó una huella profunda en la escena local y recientemente había ganado visibilidad por su participación en la serie El Eternauta, la producción de Netflix encabezada por Ricardo Darín.
La confirmación de su muerte llegó a través de la Asociación Argentina de Actores, que emitió un comunicado despidiéndola con palabras de reconocimiento y afecto. “Con profunda tristeza despedimos a la actriz y docente Claudia Schijman. En sus más de tres décadas de trayectoria artística se lució en teatro, televisión, plataformas, publicidad y cine”, expresaron desde la entidad con profunda pena, por lo que también que enviaron sus condolencias a familiares y seres queridos.
Formada en los años 80 dentro del circuito teatral independiente, Schijman supo combinar la interpretación con la enseñanza actoral, convirtiéndose en referente para varias generaciones de intérpretes. Su nombre se asoció a espacios emblemáticos de la escena porteña, donde trabajó tanto como actriz como directora, siempre con una mirada sensible y comprometida con el oficio.
En televisión participó en distintos proyectos a lo largo de las últimas décadas, pero su papel en El Eternauta la acercó a una nueva audiencia. La ficción, inspirada en la obra de Héctor Germán Oesterheld, significó una de las apuestas más importantes de Netflix en la región y la reunió con figuras de primera línea. Allí, Schijman aportó su talento y experiencia en un elenco que mezcló trayectorias consagradas y rostros emergentes.
Más allá de su trabajo frente a cámara, Claudia también dedicó buena parte de su vida a la docencia. En su escuela de formación actoral impartía clases centradas en la creatividad, la exploración corporal y la libertad expresiva. Para muchos de sus alumnos, fue una mentora que trascendió la técnica: una guía que entendía la actuación como una forma de vida.
Su partida deja un vacío sensible en la comunidad artística, pero también un legado construido sobre la pasión, la empatía y el respeto por el teatro. Quienes la conocieron destacan su calidez humana y su inquebrantable vocación por enseñar. En tiempos donde los escenarios cambian, Claudia Schijman se despide como lo hacen los grandes: con aplausos, gratitud y la certeza de haber dejado su arte impreso en varias generaciones.