En la mañana del miércoles, la radio se convirtió en un espacio inesperado de catarsis colectiva cuando Andy Kusnetzoff se quebró en pleno aire durante Perros de la Calle. Sus palabras sobre la crisis social resonaron en un contexto cargado de tensión por las protestas en las calles y las discusiones en el Congreso. El episodio, que se viralizó de inmediato, puso en el centro de la escena la dimensión más humana de la comunicación.
Un día después, el conductor retomó el tema para bajarle intensidad a lo ocurrido. En su pase habitual con María O’Donnell, reconoció que no fue un hecho extraordinario, sino una emoción que no pudo contener. “Me bajó una emoción y terminó saliendo por todos lados”, explicó con naturalidad, dejando en claro que no buscó protagonismo.
Andy Kusnetzoff insistió en que lo suyo no fue un espectáculo armado, sino una reacción sincera frente a la realidad que atraviesan miles de familias. “Más allá de lo económico, por lo menos en el discurso tener una empatía”, señaló, subrayando que el mensaje no apuntaba a la grieta sino a la sensibilidad social.
La magnitud del episodio quedó en evidencia cuando el propio legislador Roberto García Moritán le escribió tras verlo quebrarse al aire. Lejos de alimentar la polémica, Andy Kusnetzoff decidió no leer los comentarios en redes para no desvirtuar lo vivido. “Me quedo con mis oyentes, con Gabriel Rolón, con lo que fue”, aseguró, defendiendo su derecho a expresarse desde un lugar genuino.
El conductor contó también que recibió cientos de mensajes de personas vinculadas a la discapacidad, que agradecieron la visibilidad del tema. Esa reacción lo conmovió más que la viralización y reforzó su idea de que se trata, ante todo, de historias y personas concretas, no de discusiones abstractas.
En un repaso por su trayectoria, Andy Kusnetzoff reconoció que muchas veces estuvo al borde de quebrarse por las historias solidarias que compartió en su programa. “Algunas me atraviesan y lo intento contener, pero esta vez no pude”, confesó, dejando ver el lado más vulnerable de su rol.
La emoción, explicó, fue producto de un cúmulo de experiencias recientes: desde un joven de 20 años que se acercó a la radio a pedir trabajo hasta la historia de una madre y su hija que son parte de la comunidad del ciclo. “Se acumularon las cosas”, resumió, sin dar más vueltas.
Finalmente, conectó lo ocurrido con su propia historia familiar. Hijo de profesionales formados en la universidad pública, recordó a su padre, médico del hospital de Clínicas durante más de cuatro décadas sin cobrar un sueldo. “¿De qué privilegios me están hablando? Mi privilegio fue tener un padre que dedicó su vida a ayudar”, concluyó, dejando abierta una reflexión que trasciende la coyuntura.