En la memoria de los argentinos hay dos perros que se convirtieron en estrellas sin pronunciar palabra: Fatiga y Betún. Lo sorprendente es que detrás de esos personajes inolvidables de Casados con hijos y Los Simuladores estaban Violeta y su hermano Betún, criados desde cachorros por Jorge “Pampita” Montenegro, un entrenador que encontró su destino casi por casualidad.
“Betún y Violeta (tal es el nombre verdadero de Fatiga) no fueron dos perros con los que trabajé. Ellos eran mis perros, mis hijos”, confesó Montenegro, que cambió su rumbo de geólogo para dedicar su vida a los animales, en diálogo con Revista Gente. Desde pequeños, ambos canes se criaron en familia y dejaron huella en cada etapa de su crecimiento, hasta transformarse en figuras de la televisión.
El primero en saltar a la fama fue Betún. Su dueño, convencido de que tenía talento para la cámara, lo acercó a Telefe y terminó sumándose a la segunda temporada de Los Simuladores. Allí se volvió el fiel compañero del personaje de Lamponne, interpretado por Alejandro Fiore, y aportó ternura en medio de una trama cargada de tensión y misterio.
Mientras tanto, Violeta consiguió su gran oportunidad de una manera inesperada. Los productores de Casados con hijos querían a Betún para acompañar a Guillermo Francella en escena, pero como el perro estaba ocupado con otra filmación, Montenegro propuso a su hermana. Al principio dudaron porque era una hembra, pero el entrenador fue contundente: si en Hollywood ya habían hecho algo similar con Lassie, ¿por qué no probar en Argentina? Así nació Fatiga, el perro que se robó las risas y la complicidad del público.
Ambos animales no solo brillaron en la pantalla: también marcaron la vida de su dueño. “Estos perros maravillosos tuvieron una historia a lo Game of Thrones”, dijo alguna vez Montenegro entre risas, recordando que incluso llegaron a tener descendencia juntos. Su vínculo iba más allá del trabajo: eran parte de una manada que compartía todo, desde juegos hasta noches de cuentos al lado de los hijos de la familia.
El final, como toda historia entrañable, tuvo momentos dolorosos. Violeta murió en 2007 tras un accidente, y Betún falleció cuatro años más tarde a causa de un tumor. La pérdida fue devastadora para Montenegro, pero tiempo después apareció Sioux, un nieto de aquellos canes, que le devolvió la motivación.
De este modo, Fatiga y Betún no solo fueron parte de dos series legendarias, sino que también se transformaron en símbolos de cómo los animales pueden dejar huellas imborrables en la cultura popular y en la vida de quienes los rodean.