Para Moria Casán, las Fiestas siempre estuvieron rodeadas de brillo, viajes, escenarios y celebraciones multitudinarias. Sin embargo, en medio de tantos recuerdos felices, hubo una Navidad que quedó grabada de otra manera. No por el glamour, ni por los compromisos artísticos, sino por una decisión íntima que, con el tiempo, terminó convirtiéndose en una de las experiencias más fuertes de su vida.
Todo salió a la luz durante una charla en su programa, cuando Moria Casán se permitió correr el velo de la diva para hablar desde un lugar más humano. Allí, sin vueltas, recordó el momento en el que decidió pasar Navidad completamente sola y lo explicó con palabras que sorprendieron a todos: “Te voy a decir la Navidad que más recuerdo. Una Navidad que estuve sola por elección”.
En ese entonces, Moria Casán vivía en un departamento de Barrio Norte mientras su familia organizaba el viaje para celebrar en La Pampa. Su mamá insistía para que la acompañara, pero ella sintió otra necesidad. Lo dijo tal cual lo vivió y sin dramatizar: “Mi mamá me decía ‘vení con nosotros’, pero la verdad es que no tenía ninguna gana de viajar. Tenía ganas de quedarme sola en mi casa”. No era enojo ni distanciamiento: era una búsqueda personal.
Según relató, esa etapa la encontraba trabajando, con proyectos en marcha y en pleno crecimiento profesional. Por eso, eligió no entrar en el clima típico de adornos y preparativos. Lo recordó con una mezcla de sinceridad y nostalgia: “No armé arbolito, no tenía esa cosa. La pasé sola en mi casa, divina”. Para Moria Casán, esa quietud fue, en algún punto, reparadora.
Sin embargo, la noche no terminó del todo en silencio. Después del brindis, la casa empezó a llenarse de risas y compañía inesperada. Algunos colegas del teatro se acercaron para acompañarla y todo cambió: “Vinieron amigos míos, bailarines que trabajaban conmigo, y nos matamos de risa”. La soledad inicial se transformó en algo distinto, elegido y sin dramatismo.
El balance que hace hoy es claro. Aquella Navidad no fue la peor por tristeza, sino por la intensidad emocional que implicó enfrentarse a sí misma. Lo resumió en una frase que revela mucho de su forma de sentir: “La Navidad sola, divina. Me pasó por elección, no por estar triste. A mí muchas veces me pide estar sola, incluso en Año Nuevo, a veces arriba de un avión”.
Con el tiempo, Moria Casán entiende esa experiencia como parte del camino. Entre luces, aplausos y vida pública, también hubo un espacio para escucharse, bajar el ritmo y aceptar que, a veces, la soledad elegida puede ser un refugio. Una confesión que, lejos de la imagen de diva imbatible, muestra a la mujer detrás del personaje y la huella que una Navidad distinta dejó en su historia.