La Navidad volvió a tener un sabor amargo para Wanda Nara, que atraviesa las fiestas lejos de sus hijas más pequeñas. Aunque la llegada de Papá Noel suele ser uno de los momentos más esperados del año para cualquier madre, en esta oportunidad la empresaria debió resignarse a vivirlo a la distancia, una situación que le generó una profunda carga emocional.
Todo estaba organizado para que pudiera compartir la Nochebuena con ellas, pero un cambio de último momento modificó por completo los planes. La agenda deportiva de Mauro Icardi resultó determinante: el futbolista tiene un compromiso clave el próximo 3 de enero y solicitó una readecuación de fechas ante la Justicia, lo que terminó alterando el esquema familiar previsto para las fiestas.
La noticia cayó como un golpe para Wanda Nara. A diferencia de otras ocasiones, esta vez eligió no exponer el conflicto ni generar ruido mediático. Cuando Icardi llegó a Buenos Aires, cumplió con lo pautado, se llevó a las niñas y luego partió rumbo a Uruguay junto al resto de su familia, dejando a la empresaria atravesando las celebraciones con una ausencia que volvió a doler.
En la previa de Nochebuena, Wanda decidió expresar lo que sentía de una manera silenciosa pero contundente. Desde sus redes sociales compartió una imagen que muchos interpretaron como la foto más triste de su Navidad: una postal íntima, sin sonrisas forzadas, que dejó ver el peso emocional de no poder abrazar a todas sus hijas en una fecha tan especial.
Lejos de aislarse, buscó refugio en su entorno más cercano. Para intentar suavizar el momento, organizó un festejo familiar alternativo con un motivo muy especial: el cumpleaños de su papá, Andrés Nara. La reunión incluyó cena, torta con velitas y un clima de unión que funcionó como contención frente a la ausencia.
Del encuentro participaron Zaira Nara junto a Malaika y Viggo, Nora Colosimo con su pareja, Carola —la novia de Valentino López— y Martín Migueles, además de sus hijos varones, que estuvieron cerca para acompañarla. Una familia ensamblada que se reunió para sostenerla en un momento sensible y atravesar juntos la noche.
Si bien Wanda Nara no pasó la Navidad completamente sola, la falta de sus hijas más chicas fue imposible de disimular. El consuelo llegó por el lado de sus otros hijos y del acompañamiento constante de su familia, que se convirtió en un sostén emocional clave.
Como ocurre en muchas familias separadas, las fiestas pueden convertirse en un terreno delicado. En este caso, el dolor volvió a aparecer con fuerza, aunque la empresaria eligió transitarlo con bajo perfil, sin escándalos ni declaraciones explosivas, dejando que una imagen diga lo que las palabras no alcanzan a explicar.