El primer ministro polaco, Donald Tusk, acusó a Rusia de estar detrás del sabotaje registrado entre el 15 y el 17 de noviembre en la línea ferroviaria Varsovia-Lublin, clave para el envío de ayuda a Ucrania. Según explicó ante el Parlamento, los autores serían dos ciudadanos ucranianos que "operan y colaboran desde hace tiempo con los servicios rusos”. Ambos entraron en Polonia desde Bielorrusia este otoño y habrían huido por el paso de Terespol tras los ataques.
Los sabotajes incluyeron la explosión de un artefacto con C4 y un intento de descarrilamiento mediante una abrazadera de acero. Tusk afirmó que Polonia ha detenido a 55 personas por actos de sabotaje desde 2022 y anunció la introducción del nivel de alerta "CHARLIE” en determinadas rutas ferroviarias.
El primer ministro advirtió de que en todos los casos investigados existe conexión con los servicios rusos y sostuvo que el objetivo de Moscú es generar caos y fomentar sentimientos antiucranianos. Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó las acusaciones polacas y las describió como una muestra más de "rusofobia”.
“Sería extraño que no se culpara inmediatamente a Rusia”, declaró Peskov a la televisión estatal. “La rusofobia, por supuesto, está floreciendo allí”, agregó. Desde el comienzo de la ofensiva rusa en Ucrania en febrero de 2022, Polonia asegura haber sido objeto de intentos de sabotaje presuntamente orquestados por Rusia.