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Sábado 26 de Abril, Neuquén, Argentina
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Francisco es el primer Papa sepultado fuera del Vaticano desde 1903

Bergoglio eligió ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, fuera del Vaticano.

Sabado, 26 de abril de 2025 a las 11:48
El Papa expresó su deseo quedó registrado en un documento.

La muerte del Papa Francisco sigue generando mucha conmoción en el mundo católico. Su papado marcó un antes y después por su carácter innovador. Además de ser el primer papa sudamericana y jesuita, su decisión final también marcó un nuevo precedente.

Su fallecimiento, el pasado 21 de abril a los 88 años, puso de manifiesto una vez más su carácter disruptivo: Jorge Mario Bergoglio eligió ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, en lugar de las tradicionales grutas vaticanas bajo la Basílica de San Pedro.

Esta elección representa una ruptura significativa con la costumbre establecida durante más de un siglo. Desde el entierro de León XIII en la Archibasílica de San Juan de Letrán en 1903, todos los Papas habían sido inhumados dentro de los confines del Vaticano, mayoritariamente en las Grutas Vaticanas.La decisión de Francisco, por tanto, no es un detalle menor, sino una declaración.

Por qué Francisco eligió ese lugar

La elección de la Basílica de Santa María la Mayor como lugar de sepultura responde a una profunda conexión espiritual y emocional del Papa Francisco con este antiguo santuario mariano. A lo largo de su pontificado, el argentino solía detenerse allí antes y después de cada viaje apostólico, para encomendar sus intenciones y agradecer la protección de la Virgen María, a quien veneraba bajo el título de “Salus Populi Romani” (Protectora del Pueblo Romano).

En su testamento, Francisco expresó: “Deseo que mi último viaje terrenal termine precisamente en este antiguo santuario mariano, donde siempre me detengo a rezar al inicio y al final de cada viaje apostólico”.

En el documento, fechado el 29 de junio de 2022 y hecho público tras su fallecimiento, vincula explícitamente este deseo a su práctica habitual como Papa, describiendo la basílica como el destino de su “último viaje terrenal” y el lugar al que acudía “en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados”.

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