La vida post pandemia, en "la ciudad de la furia"

Por Lucas García

En representación de Prima Multimedios y de la mano del Ente de Turismo de la ciudad de Buenos Aires, tuve la oportunidad de recorrer el lugar que, antes de la llegada del Coronavirus, visitaban más de seis millones de turistas nacionales e internacionales. Desde visitar el Centro de Testeos, hasta probar comida peruana. 

Llegué el jueves 28 de octubre. Me bajé del avión y, rápidamente, pude sentir el calor y la humedad. Aeroparque me recibió recibió con muchas novedades de infraestructura y sobre todo, agilización para trámites digitales. Aterrizajes y despegues, cada pocos minutos, algo que se había perdido en los últimos meses; por lo que pude ver arribos desde todas las provincias del país.

Junto al equipo con el que viajé, cerca del mediodía, recorrí el Centro de Testeos ubicado en la Sociedad Rural Argentina, a metros de Plaza Italia. Miles de personas (argentinos o turistas) asisten cada día, a pie o en auto. Allí se realizan testeos, y en 20 minutos,  está el resultado. A pocas cuadras, se encuentra el Centro de Vacunación, también libre para todos. Buenos Aires es la ciudad del país que más testea y que más vacunas aplicó desde que comenzó la pandemia.

Más tarde, llegó la hora para que nos agasaje la gastronomía en la capital. Los platos latinoamericanos son una excelente opción en la ciudad. En este contexto, la comida peruana me recibió de la mejor manera. Desde platos típicos, como el cebiche y la papa huancaína, hasta una limonada refrescante y un postre originario a la altura. Se trata de Tigre Morado, un restaurante donde se descubren sabores nuevos.

Dejamos de lado la gastronomía pero, solo por unas horas, para centrarnos en un tema muy importante para los turistas: la seguridad. Recorrimos el Centro de Monitoreo de la ciudad ubicado en Chacarita, lugar al que llaman “La NASA”, por el sistema tan avanzado que posee. Hay 12000 cámaras, un anillo digital en el que vigilan todos los accesos a la capital, policías con localización y cámaras en el subte que escanean rostros para averiguar antecedentes. Por ejemplo, si una persona llama al 911 porque le robaron el celular, se estima que el promedio de captura del sujeto es de pocos minutos, porque en cada cuadra hay una cámara. 

Luego de un día muy intenso, tocaba descansar en un hotel en pleno Palermo, barrio en el que se observan bares y restaurantes con ocupación al 100 por ciento y con las mesas afuera, una tendencia que se está imponiendo en el lugar. Por supuesto, el uso del barbijo y los protocolos siguen presentes.

No nos podíamos despedir de “la ciudad de la furia” sin visitar el Circuito Verde. Jardín Botánico y El Rosedal, los protagonistas del famoso pulmón verde de la ciudad, en donde hay varias actividades para realizar para aquellos amantes de las plantas y rosas. Para cerrar el recorrido en horas de la tarde, visitamos el Jardín Japonés, un lugar en el que conviven animales, vegetación y cultura del país asiático. La gastronomía, por supuesto que también era el punto fuerte de este hermoso parque verde. Desde sushi, tempura (helado con una capa de masa frita), hasta diferentes opciones de té para sumergirse en un viaje a la historia y comida japonesa. Imperdible.

Antes de terminar la tarde, quisimos un poco de "cultura". Y, si hablamos de ella, tenemos que nombrar el Centro Cultural Recoleta, un lugar ubicado al norte de la capital. Se puede ir todos los días y apreciar el arte, música, cultura de distintos países y hasta exposiciones de artistas de todo el mundo.

Por supuesto que, antes de finalizar la jornada, la gastronomía volvió a estar presente. Esta vez, fuimos a recorrer los barrios, un apartado importante en el cual se pueden visitar muchos bodegones y mercados. Por ejemplo, Mercat de Villa Crespo. Allí, todo tipo de comidas, postres, bebidas, condimentos de otros países. ¡Todo en un mismo lugar! Y fue otra visita para agregar a la agenda.

Recorriendo la ciudad, después de la pandemia, quedé con ganas de volver. Las opciones son muchas para aquellos que elijan visitarla. Si bien, el barbijo sigue presente en las calles, sentí que la pandemia se evapora, cada vez más. Los protocolos, también siguen allí. Pero, parece ser que nada es impedimento para salir y disfrutar. La vida post pandemia, ya empezó en "la ciudad de la furia".