Un mes clave en medio del clima electoral
El Indec publicará este martes a las 16 el dato oficial de inflación correspondiente a septiembre, en un contexto en el que el Gobierno busca confirmar la desaceleración de precios como una muestra de orden y estabilidad.
Según las estimaciones privadas, el índice se ubicaría cerca del 2%, una cifra que refuerza la narrativa oficial de que la economía comienza a dejar atrás la espiral inflacionaria que marcó los últimos años. “Lo importante es mantener la tendencia y que el país vuelva a tener previsibilidad”, sostienen desde el entorno presidencial.
El dato llega en plena campaña electoral, con un clima de expectativa entre quienes respaldan la gestión libertaria y ven en la baja inflación una señal concreta de que el rumbo económico elegido empieza a dar resultados.
Los números que anticipan el resultado
En la Ciudad de Buenos Aires, los precios subieron 2,2% en septiembre, impulsados por aumentos en transporte, servicios públicos y recreación. Con ese registro, el acumulado del año alcanza 22,7%, y la comparación interanual se mantiene en torno al 35%.
Los rubros con mayor incidencia fueron Transporte (+3,5%), Recreación y cultura (+3,1%) y Vivienda y servicios (+2,4%). En tanto, Alimentos y bebidas mostró una suba más moderada del 2%, un dato que genera alivio entre los consumidores, pero también despierta preguntas sobre la sostenibilidad del congelamiento de precios en algunos productos.
Optimismo oficial y señales a seguir
Desde el Gobierno nacional destacan que los esfuerzos de ajuste, la disciplina fiscal y la política monetaria restrictiva están dando resultados visibles. “Estamos logrando lo que parecía imposible: que la inflación baje de manera sostenida”, repiten los funcionarios cercanos al ministro de Economía.
Sin embargo, en los despachos técnicos reconocen que el desafío será sostener esa calma en los próximos meses, con tarifas, combustibles y salarios pendientes de actualización. “La inflación no se vence en un mes, sino manteniendo el rumbo”, apuntan.
Mientras tanto, el Gobierno confía en que el dato de septiembre consolide un mensaje político y económico: el de una Argentina que, tras años de inestabilidad, comienza a ordenar sus cuentas y a recuperar la confianza.