Villa Crespo amaneció sumida en el horror este miércoles, luego de que una familia entera fuera hallada sin vida en su departamento del barrio porteño. El caso, que rápidamente fue catalogado como una masacre, dejó perplejos incluso a los investigadores más experimentados. Pero una pista crucial apareció en la escena del crimen: una carta escrita a mano, cargada de desesperación y frases inconexas, que podría ser la clave para entender qué ocurrió en esas paredes.
“Todo mal. Fue mucho. Los amo. Todo mal. Muy perverso”, dice uno de los fragmentos legibles del mensaje hallado.
La escena era dantesca. El padre, los dos hijos adolescentes y la madre, todos muertos acuchillados con un tramontina (o dos). Las primeras pericias apuntan a que la madre, Laura Fernanda Leguizamón (50), habría cometido el crimen y luego se quitó la vida. Fue hallada en el baño, con una puñalada directa al corazón y sin signos de defensa, lo que refuerza la hipótesis del suicidio premeditado.
La importancia de hablar de salud mental
El hallazgo de la carta, escrita con letras desordenadas y frases fragmentadas, abre una ventana al estado mental de la mujer antes del hecho. Según fuentes policiales, el mensaje fue escrito por alguien que "no estaba en sus cabales", y si bien gran parte es ilegible, algunas frases hablan de dolor, de caos y de un trasfondo perverso que aún no logra decodificarse por completo.
Los hijos, de 12 y 15 años, fueron encontrados en sus habitaciones. Uno de ellos murió en su cama, el otro en el pasillo, como si hubiese intentado escapar. Ambos presentaban heridas defensivas y en la espalda. El padre, en tanto, estaba en la cama matrimonial, con múltiples cortes en el rostro, y se cree que fue atacado mientras dormía.
Una hermana de la mujer declaró que Laura estaba bajo tratamiento psiquiátrico, lo que fortalece la hipótesis de un brote psicótico o una descompensación aguda como origen del crimen. Aún se esperan los resultados toxicológicos y pericias psicológicas complementarias, pero todo indica que la masacre fue perpetrada por alguien que venía arrastrando un sufrimiento profundo y silencioso.
Mientras la investigación avanza, la carta permanece bajo análisis en el laboratorio forense. Cada palabra, cada trazo errático del manuscrito es ahora un intento de reconstrucción. Porque entre esas frases rotas podría esconderse no solo el móvil, sino la oscura verdad que nadie vio venir.