En las profundidades del Océano Atlántico, frente a las costas de Mar del Plata, una expedición científica liderada por el CONICET está revolucionando la forma en la que conocemos el mar argentino. La campaña “Talud Continental IV”, en colaboración con el Schmidt Ocean Institute, se sumerge a más de 3.800 metros para explorar el Cañón Submarino de Mar del Plata, un territorio prácticamente inexplorado... hasta ahora.
Y aunque en redes sociales circuló la noticia de un supuesto hallazgo de un "pez telescopio" —ese pez dorado de ojos saltones típico de acuarios—, lo cierto es que ese animal no fue parte de los hallazgos científicos. Sin embargo, lo que sí encontraron es igual o más sorprendente.
Ciencia en tiempo real: el mar argentino como nunca antes se vio
Gracias a la tecnología del ROV SuBastian, un vehículo submarino de última generación operado de forma remota, la expedición transmite en vivo por YouTube imágenes de los ecosistemas más profundos del océano. Esta herramienta no solo capta videos en alta definición, sino que también recolecta muestras de sedimentos, agua, ADN ambiental y organismos marinos, sin perturbar su entorno.
La tripulación está compuesta por investigadoras e investigadores del CONICET y otras instituciones argentinas, que durante varios días recorren los cañones submarinos en busca de nuevas especies, procesos biológicos y datos clave sobre la biodiversidad abisal.
“Son paisajes absolutamente vírgenes. Lo que estamos viendo no se había registrado nunca antes en nuestro mar”, explicó el biólogo Daniel Lauretta, investigador del CONICET y jefe científico de la expedición.
Entonces, ¿de dónde salió el famoso "pez telescopio"?
La confusión se generó por la difusión viral de una de las criaturas filmadas por el ROV, cuya fisonomía extraña —ojos prominentes y cuerpo translúcido— fue asociada erróneamente al “pez telescopio”, una variante ornamental del pez dorado (Carassius auratus) que vive solo en acuarios de agua dulce.
El pez telescopio como tal no habita en el mar, ni mucho menos en aguas profundas. Se trata de una especie criada artificialmente y sin registros en ecosistemas marinos como el del Atlántico Sur.
Sin embargo, la expedición sí registró animales extraordinarios: rayas abisales, esponjas carnívoras, crustáceos, corales de aguas frías y estrellas de mar de colores intensos, entre ellos ejemplares apodados popularmente como “estrella culona” o “batatita”.
¿Por qué es tan importante esta expedición?
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Es la primera vez que se utiliza un robot como SuBastian para explorar el mar argentino en estas condiciones extremas.
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Se generan datos clave para la ciencia y la conservación: nuevas especies, biodiversidad, dinámica oceánica y hasta rastros de contaminación humana a grandes profundidades, como redes abandonadas o microplásticos.
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Conecta a la sociedad con el océano profundo: las transmisiones en vivo permiten que cualquier persona, desde su celular o computadora, pueda ver imágenes impactantes del fondo marino, creando conciencia ambiental.
Además, el estudio se realiza en una zona estratégica, donde convergen la Corriente de Brasil y la Corriente de Malvinas, generando uno de los ecosistemas más productivos del Atlántico Sur.
Una oportunidad para conocer, proteger y educar
La expedición Talud Continental IV no solo significa un avance tecnológico y científico para el país, sino que también busca fortalecer políticas de conservación marina, fomentar la educación ambiental y posicionar a la ciencia argentina como un actor clave en el escenario internacional.
Mientras tanto, debajo del mar, la historia continúa escribiéndose en tiempo real, a miles de metros de profundidad. Y aunque el pez telescopio no apareció, lo que sí emergió es una nueva mirada sobre el mar argentino: misteriosa, colorida, viva y urgente de proteger.