La fascinación de los niños con los animales es muy conocida, ¿por qué los atraen tanto? no hay una sola respuesta a esa pregunta. Hay quienes dicen que los perros se manifiestan como un niño de dos años. Lo cierto es que los niños tienen una tendencia innata a empatizar con todos los animales y seres vivos.
En primer lugar, los animales nos ponen en contacto con la dimensión más intuitiva de la personalidad, es decir con el centro de la actividad emocional, que no puede traducirse en palabras. Tal vez esa sea una de las razones de la fascinación de los niños por los animales.
Al observarlos y relacionarse con ellos, los niños descubren muchas cosas sobre ellos mismos y se relacionan de manera natural.
En la primera infancia los niños aprenden de los animales identificándose con sus movimientos, reacciones y sonidos. Esto despierta la observación que los llevará a las comparaciones a medida que vayan descubriendo el mundo animal.
La fascinación infantil por los animales, es una maravillosa oportunidad para educar, ya que entre otras cosas permite:
- Educar en la empatía hacia el resto de los seres vivos.
- Fomentar el interés por el conocimiento.
- Transmitir conciencia del entorno natural y su cuidado.
La convivencia con animales de compañía ayuda a desarrollar la responsabilidad y a comprender que los otros también tienen necesidades. Es importante que el niño se haga cargo de las pequeñas tareas que implica tener un animal en casa: paseo, comida, lavado de recipientes para agua y comida.
Cuando un niño aprende a amar a los animales, está aprendiendo el sentido de la compasión y a desarrollar otras emociones para empatizar con cualquier ser vivo. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de entenderlo y llegar a saber cómo se siente.
Convivir con un animal desde edades tempranas ayuda a desarrollar mayor seguridad en sí mismo y en las relaciones con los demás. Los niños son más sociables y con mayor empatía. Además la relación con otro ser vivo ayuda a desarrollar la comunicación no verbal y la intuición.
El vínculo con los animales ayuda a los niños a socializar, aumenta su autoestima y aporta mayor seguridad.
Al ser parte de su cuidado, aprenden a ser responsables, generosos y disciplinados. La compañía libera serotonina (sustancia que se relaciona con los estados de ánimo) y esto aumenta la sensación de felicidad.
El vínculo con los animales ayuda a los niños a socializar, aumenta su autoestima y aporta mayor seguridad.
Además, el contacto diario con los animales desarrolla la creatividad, la curiosidad y el aprendizaje.
Cuando un niño aprende a amar a los animales, está aprendiendo el sentido de la compasión y a desarrollar otras emociones para empatizar con cualquier ser vivo. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de entenderlo y llegar a saber cómo se siente.
Si bien los niños se sienten atraídos hacia los animales, amarlos y cuidarlos adecuadamente, son habilidades que deben ser aprendidas. Cuando los adultos fomentamos el amor a los animales, les estamos enseñando la importancia de ocuparnos de aquellos que tienen dificultades para ayudarse a sí mismos y además a ser gentiles, pacientes y afectuosos.
Los niños que son educados para ocuparse de los animales y tratarlos con respeto, están aprendiendo los fundamentos para interactuar en sociedad.
Está comprobado que un niño que puede empatizar con otras personas y también con animales, es más propenso a convertirse en un adulto bondadoso y considerado.