Chad Powers, la reciente serie de comedia disponible en Disney+, protagonizada por Glen Powell, evoca el estilo de las comedias estadounidenses de los años 2000. Su producción y tono recuerdan a las películas que Judd Apatow o sus discípulos habrían creado, aunque con un matiz dramático que le añade profundidad.
La trama sigue a Russ Holliday (Glen Powell), una antigua estrella del fútbol americano universitario que atraviesa una crisis emocional. Para revivir sus días de gloria, se inventa un personaje llamado Chad Powers, un estudiante universitario excéntrico, con el objetivo de unirse a un equipo en crisis y ayudar a mejorar su rendimiento.
De qué trata esta comedia
Lo particular de la serie es la complejidad de Russ Holliday, quien es presentado como un personaje difícil de querer. Su pasado incluye errores serios, como haber fallado en una jugada clave que les costó un campeonato y un incidente donde golpea accidentalmente al padre de un niño con cáncer, provocando que éste caiga sobre el menor. A pesar de sus defectos, la transformación en Chad Powers aporta un contraste que sostiene la historia.
La actuación de Glen Powell, que interpreta ambos roles, es fundamental para el éxito del programa. "No es un rol que exija una performance pomposa, pero sí necesita timing cómico y muchísimo carisma", características que Powell domina y que le permiten brillar en este doble papel.
Gran parte del humor surge de la dinámica entre Russ y su cómplice Danny (Frankie Rodriguez), quienes deben improvisar mentiras y planes absurdos para mantener la farsa de Chad. Este equilibrio entre humor incómodo, simple y por momentos genuino está bien logrado, aunque fuera de este contexto algunos chistes pierden fuerza, pero la serie mantiene su interés.
Los personajes secundarios juegan un rol clave para equilibrar la locura del protagonista. Por ejemplo, Ricky Hudson (Perry Matfield), entrenadora asistente y posible interés romántico, aporta un anclaje de realidad que evita que la historia se vuelva un delirio total.
Un punto a destacar es la brevedad de la temporada: solo seis capítulos. Esta duración limita el desarrollo total del potencial de la serie, generando cierta frustración. Sin embargo, el episodio final exhibe las mejores actuaciones, con Powell y Matfield entregando una intensidad notable que deja al público con ganas de más.
La combinación de sinceridad para abordar situaciones disparatadas y un sólido trabajo dramático es lo que finalmente hace que Chad Powers funcione y conecte con la audiencia.