La imagen se repite todos los años en el puente ubicado sobre el ex Río Grande: chicos y adolescentes trepan a la baranda, calculan la caída y se lanzan al Limay como si fuera un juego más del verano. Pero el río no está en su mejor momento. El caudal bajó notablemente y, en ese sector, la profundidad es muy baja, lo que puede generar golpes, lesiones y situaciones peligrosas tanto para quienes saltan como para los que nadan o pasan en embarcaciones por debajo.
El subsecretario de Medio Ambiente y Protección Ciudadana, Francisco Baggio, describió la escena con preocupación.
“Es una práctica insegura, sucede todos los años. Chicos de entre 10 y 15 años se arrojan desde el puente hacia el río, con el riesgo que esto puede representar tanto para ellos como para los bañistas y las embarcaciones que están abajo. Sobre todo en estos momentos en los que el caudal de agua está tan bajo”, explicó en diálogo con Mejor Informado.
Según contó, los guardavidas y los policías que recorren el sector se acercan varias veces por día para advertirles que no lo hagan. Pero no siempre logran que desistan.
“Los guardavidas les advierten pero no les dan bolilla. Ni a ellos ni a la policía”, indicó el funcionario.
Más allá de las intervenciones en el lugar, Baggio recordó que el Puente y el área del Paseo Costero tienen distintos organismos involucrados por cuestiones técnicas y urbanas, entre ellos Recursos Hídricos y la Corporación para el Desarrollo Integral de Neuquén Sociedad del Estado (Cordineu S.E.). En ese sentido, mencionó que su área envió consultas y planteos en temporadas anteriores para reforzar la prevención.
Qué dicen desde Recursos Hídricos
Desde el área de prensa de Recursos Hídricos —a cargo del subsecretario provincial Horacio Carvalho— explicaron cuál es su rol específico respecto del puente.
“Eso no es injerencia nuestra. No controlamos lo que pasa sobre el puente sino que nos ocupamos de la ejecución de las obras puntuales de infraestructura que sobre ese puente se realicen”, señalaron en diálogo con Mejor Informado.
La aclaración apunta a delimitar que su tarea está ligada a proyectos o mejoras estructurales y no al uso recreativo del espacio.
Un problema que vuelve cada verano
Mientras miles de personas disfrutan la costa del río, la preocupación se centra en evitar accidentes que podrían ser graves. Los guardavidas insisten en que las zonas habilitadas para el baño están señalizadas y que no es seguro realizar saltos en sectores donde no se conoce la profundidad real del agua.
Por ahora, la principal tarea es insistir con la prevención: advertir, explicar y recordar que, en un río con caudal bajo, un salto desde un puente puede terminar mal. Las autoridades remarcan que la supervisión de adultos es clave y que los menores no deberían ingresar solos al río ni realizar maniobras riesgosas.
La historia se repite
Los saltos desde el puente del balneario hacia el Limay se repiten todos los veranos, incluso en zonas de poca profundidad. Guardavidas y Policía alertan sobre el riesgo, mientras organismos provinciales aclaran que su rol es técnico. La recomendación central es la misma: reforzar la prevención y evitar maniobras peligrosas.