El poder no se hereda, se consigue

Petróleos Sudamericanos, la prueba piloto de la estrategia gremial

El Sindicato paralizó un yacimiento en la localidad de Catriel. La medida de fuerza tiene otra interpretación. El rol de los “sucesores” frente a la campaña electoral.
miércoles, 5 de febrero de 2020 · 10:10

Ayer se conoció que el Sindicato de Petróleo y Gas de Río Negro, Neuquén y La Pampa realizó una medida de fuerza en los yacimientos de la empresa Petróleos Sudamericanos (PS). El conflicto se originó por un supuesto “incumplimiento de un acta compromiso” teniendo impacto directo en “la producción convencional” donde las magnitudes son poco significativas comparada con la producción total de la cuenca.

Los 500 m3/día de petróleo y los 50.000 m3/día de gas de “un yacimiento convencional tiene más valor simbólico que económico” dijo un referente histórico de la industria. Sin conocer mucho los detalles del conflicto, el ingeniero retirado de la actividad hace solo un par de años comentó que “en la cuenca existieron problemas más serios con el sindicato y no se llegó a tanto. El gremio tiene claro que no debe afectar la producción sin entablar previamente una mesa de dialogo, este accionar responde a otra cosa” expresó sin muchas más explicaciones.

La historia, los datos y las señales

Según fuentes gremiales, la medida de fuerza respondió al incumplimiento de un acta compromiso con Petróleos Sudamericanos. En agosto del año pasado, la empresa licitó el servicio de operación contemplando el compre local y una matriz de selección que valoró los principales atributos de los oferentes.

Como resultado de la compulsa, el contrato se adjudicó a Ingeniería Brava, una empresa local de la zona de Catriel. De esta manera, PS iniciaba la formalización del cierre del contrato de servicio con AESA -que venía con contrato de YPF- y daba ingreso de una empresa local bajo los lineamientos requeridos por la provincia.

Para efectivizar el traspaso, las empresas involucradas (PS, AESA e Ingeniería Brava) y los representantes del gremio arribaron a un acuerdo que en términos generales contemplo las siguientes condiciones: El personal desafectado debía firmar un “mutuo acuerdo” con AESA para cobrar una “gratificación por desvinculación” y PS garantizaba la incorporación de los 35 trabajadores en la nueva contratista.

Esta operación demando una erogación del orden de los $ 45 millones y el compromiso de Ingeniería Brava de “incorporar” a los trabajadores a su plantel.

“El mutuo acuerdo es un recurso que utilizan la mayoría de las empresas con la finalidad de no emplear la palabra despido, que hoy por hoy esta estigmatizada por la sociedad” explicó un abogado y referente laboral de empresas de servicios. “Es un recurso muy utilizado y no genera mayores inconvenientes, siempre y cuando se cumplan con los compromisos asumidos por las partes”.

El conflicto se origina en la “doble interpretación del acuerdo y la necesidad de incorporar a 12 personas que nunca estuvieron en la nómina”. Fuentes allegadas a la empresa aseguraron que “la contratista Lihue hace más de un año y medio que no trabaja en estos yacimientos, y desde que PS asumió el control operativo nunca estuvieron en servicio”.

Por otro lado, la doble interpretación que tiene el formato de mutuo acuerdo con garantía de continuidad laboral es que “la persona renuncia a su actual empleo y acepta ingresar a la otra empresa. Esto significa que pierde los beneficios que hubiera gozado en el anterior empleo” explicó el referente laboral.

En este caso, “el gremio está forzando retrotraer el compromiso asumido por ambas partes” con una medida de fuerza que, a juicio del profesional, es considerada como “desmedida”.

“Todos los trabajadores cobraron una indemnización con el compromiso de empleabilidad, pero el gremio demanda la incorporación de los beneficios que tenían con la anterior contratista. Para determinar si existe una mala liquidación, podrían haber requerido la intervención de la delegación de trabajo, antes de llegar a una medida de fuerza” comentaron ayer antes de la audiencia que se llevó a cabo en Catriel y debió pasar a un cuarto intermedio por falta de acuerdo.

Sobre este escenario, subyace la lectura que la presencia de Marcelo Rucci en Catriel es una señal para de los gobiernos -tanto provincial como nacional-, las empresas y las líneas internas de la organización sindical.

“La estrategia de la medida de fuerza responde a un posicionamiento interno. En Catriel, existieron dos delegados históricos, Ceferino Leiva y Manuel Manolo Rosales que responden de Ricardo Astrada” comentó un viejo ingeniero de producción.

“La foto de Guillermo Pereyra con Marcelo Rucci es un dato para tener en cuenta”, fue el agudo comentario en las redes sociales mientras circulaba el nombre de “Carlos ´Negro´ Rogel” como nuevo representante gremial en la zona de Catriel.

En política, nada se hereda, todo se construye. Las elecciones sindicales son este año y los “elegidos” necesitan visibilidad y dominio territorial. Una estrategia gremial que pone indirectamente en una encrucijada al gobierno rionegrino: dar una señal a los “elegidos” de Vaca Muerta o un guiño al convencional que está en la agenda presidencial.

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