Tenía 46 años y trabajaba de empleada doméstica en un coqueto edificio del barrio de Palermo, en Buenos Aires, de 17 pisos y dos ascensores: la encontraron, muerta, entre los amortiguadores de uno de ellos. Allí quedó el destrozado cuerpo de la mujer, después de caer desde el décimo piso.
No se sabía todavía, cuando esta nota es escrita, si la infortunada víctima cayó por accidente, o si la empujaron. No se sabía, pues, si era un incidente por mala suerte o descuido, o si, por el contrario, se trató de un crimen horriblemente premeditado.
La Policía de la Ciudad de Buenos Aires llegó tras una llamada al número de emergencias 911, que alertaba, precisamente, sobre la caída de una mujer por el hueco de un ascensor.
Pocos minutos después, los uniformados hallaron el cadáver en el segundo subsuelo. El cuerpo estaba atrapado entre los amortiguadores del sistema de frenado.
La investigación recayó en la fiscal Mónica Cuñarro. El edificio queda en la avenida Santa Fe al 3600. Los dos ascensores fueron clausurados, mientras se investiga lo sucedido.