SIN RESPUESTAS
A 12 años de la bomba en la Escuela de Policía de Cipolletti
La causa por la muerte del barrendero municipal José Maciel fue cerrada y se suma a la larga lista de crímenes impunes en la ciudad.
Hace 12 años las sirenas retumbaban en las distintas calles de Cipolletti. Cerca de las 3 de la madrugada una bomba explotó en la puerta de la Escuela de Policía y el barrendero José Maciel quedó tendido en el piso cuando intentó manipular la bolsa con la garrafa que detonó apenas la tocó. Luego todo fue caos y un gran miedo invadió a los vecinos, que denunciaban cada bulto sospechoso en los distintos barrios.
El hecho ocurrió el 13 de julio de 13 de julio de 2010, en un contexto político muy particular de Río Negro, donde el gobierno del radical Miguel Saiz se despedía del poder y se veía el cambio político con un Carlos Soria avasallante y el intendente de Cipolletti Alberto Weretilneck como compañero de fórmula.
El barredero municipal tenía 60 años, y tenía 5 hijos. Mientras realizaba su trabajo, abrió una bolsa que en su interior tenía una garrafa de 3 kilos con pólvora y conectada a un detonador que se activó cuando fue manipulada. A las pocas horas, los bomberos intervinieron ante la presencia de un artefacto similar en la puerta del local de Telefónica de Argentina, en la calle Miguel Muñoz. Y otro en las 1200 viviendas.
La Policía de Río Negro estaba bajo el mando del cuestionadísimo Víctor Ángel Cufré, hoy preso por la brutal y salvaje represión en Bariloche que terminó con dos personas muertas en una poblada. Precisamente una de las tantas líneas investigativas que llevó adelante la Justicia provincial, sin llegar a ningún resultado, fue que el destino de la bomba era el edificio donde estaba ubicado el artefacto, en la puerta de la Escuela de Cadetes que funcionaba en la calle Fernández Oro y Saez Peña.
En ese lugar, hacía unos días Cufré había presidido un acto en el que había arengado a los nuevos cadetes en la lucha contra el delito. El mandamás de la Policía había tenido una triste participación en la desaparición de la joven de Fernández Oro Otoño Uriarte, de la que dijo que se debía haber ido con el novio.
Otra de las líneas es la que siguió la Justicia neuquina que se involucró en la investigación porque contaba con información de agentes de inteligencia Federales que hablaban de células anarquistas mapuches en la cordillera de esa provincia y que habían hecho base en Neuquén y Cipolletti. Integrantes de la agrupación "Vandálica Teodoro Suárez" se habían adjudicado un atentado similar en Chile unos meses antes y posteriormente a la muerte de Maciel, también cometieron un hecho similar en la sede de las empresas aéreas American Airline y Alitalia en Buenos Aires, en Santa Fe y Cerrito. En esa misma ciudad hubo una serie de atentados en cajeros automáticos y en todos proclamaban la lucha mapuche.
El entonces intendente Weretilneck se inclinó por la lucha que mantenía contra el Clan Montecino conducido por Héctor y su hermana Ruth, quienes manejaban gran parte de la cocaína que se comercializaba en el Alto Valle y tenían su bunker con portones blindados en el barrio Don Bosco. Y hasta impulsó una campaña pública para echar a la familia de la ciudad, quienes también estuvieron involucrados en el asesinato del joven David Oliva un tiempo antes, hijo de un puntero del jefe comunal en las 1200 viviendas.
El tiempo pasó y la Justicia de Cipolletti volvió a quedar en deuda con la sociedad. Por falta de avances la causa se archivó y el crimen quedó impune. En tanto que la familia Maciel aún mantiene viva la esperanza de que la Justicia Federal admita la presentación que realizaron para que sea encuadrado como atentado terrorista y pueda ser investigado en ese fuero.
