La Policía de Río Negro tiene múltiples antecedentes de muertes dentro de las comisarías. Pero en particular la Unidad 45° de Cipolletti arrastra un antecedente tristísimo que es el abuso sexual de un detenido durante un procedimiento en un robo dentro de un templo evangélico. Con la muerte de Jorge David Gatica, se abre un nuevo cuestionamiento al desempeño de los uniformados del barrio Anaí Mapu, uno de los más conflictivos de Cipolletti.
Desde la Justicia cipoleña confirmaron el pasado martes del inicio de una investigación en torno a la muerte de Gatica, de 36 años y que el cuerpo se había trasladado a la morgue judicial de Roca para la realización de la autopsia. Además, que todas las tareas relacionadas con la investigación iban a estar a cargo de la delegación Neuquén de la Policía Federal para apartar del caso a la Policía de Río Negro. Una práctica que se debe hacer, pero que en el conocido caso Mandagaray (la muerte de un oficial en una capacitación policial) no fue ordenada.
Casi al mismo tiempo que la confirmación judicial, surgió una versión que la Policía hizo correr de manera extraoficial, que indicaba que Gatica se había golpeado fuertemente la cabeza cuando lo estaban ingresando por averiguación de antecedentes, porque no quería volver al Establecimiento de Ejecución Penal IV de Cipolletti, donde había estado alojado hasta que cumplió condena por varios robos.
Es más, también echaron a correr el rumor de que Gatica había sido detenido tras un robo en una despensa y que los hijos del comerciante lo corrieron hasta que lo agarraron y allí le dieron una feroz golpiza. Y que los uniformados cuando lo demoraron, lo encontraron en un muy mal estado físico. El punto es que entre la aprehensión y la muerte pasaron dos horas, en las que el detenido no fue revisado ni atendido por ningún médico.
En el informe de autopsia al que tuvo acceso Mejor Informado indica que Gatica murió como consecuencia de múltiples lesiones graves. El certificado de defunción dice que la muerte se produjo por hemorragia interna, lesiones viscerales y politraumatismos.
Una fuente reservada comentó que la cabeza de Gatica estaba absolutamente deformada, y describió que los testículos estaban reventados producto de la gran cantidad de patadas que recibió en esa parte del cuerpo. Esos mismos golpes le provocaron una hemorragia intestinal.
En las primeras actuaciones de la investigación, se comprobó que Gatica cayó muerto en uno de los pasillos internos de la Comisaría 45°, porque la unidad no tiene calabozos.