La vida de la familia Ancao estuvo marcada por la violencia, también por los buenos contactos que le permitieron al reconocido Tigre, zafar de las múltiples denuncias que tuvo en la Justicia en su contra. Un personaje que supo sembrar miedo desde las gradas laterales de La Visera, por eso sorprende la sentida despedida que le hicieron desde la dirigencia del club a un personaje siniestro. Sus hijos no quedaron afuera de todo lo que provocó y el negocio que generó el líder de la barra, uno de los que siguió ese camino al margen de la ley fue Juan, conocido como el Tigrecito, que hace unos años fue absuelto por el beneficio de la duda en un crimen, pero que ahora ya está rpeso por el homicidio del pibe neuquino Joaquín Riffo.
El Tigre murió el viernes. Su agonía fue larga, un cáncer que lo hizo sufrir en los últimos años. Pero nada comparable con las cientos de víctimas que sufrieron el poder absoluto que tenía dentro del club. El aliento transformado en un negocio que perduró varias décadas hasta que se puso viejo. Allí nacieron otras facciones que hacen lo mismo, primero La 69 y ahora los incontrolables de los Inombrables, con la mayoría de sus integrantes acusados de distintos hechos delictivos, incluso dentro de la cancha, donde manejan las cantinas los días de partido. Todos con el mismo modelo, violencia y negocios.
El tigrecito estaba prófugo desde la madrrugada del 9 de marzo, cuando Riffo fue alcanzado por la espalda por una bala que le perforó el corazón. Los vecinos del barrio Luis Piedra Buena de Cipolletti aportaron sus testimonios y pudieron identificar a los autores. También se llegó a la conclusión que todo se trató de una venganza narco y que el destinatario de los disparos no era la víctima, sino un vecino al que él le pidió un cigarro en el mismo momento en que se produce el ataque.
La Policía y la fiscalía se movieron rápido. La Justicia ordenó tres allanamientos, donde se secuestró la moto utilizada y detuvieron a un adolescente mayor de 16 años, pero menor de 18, por lo que tiene un tratamiento diferenciado. También se libró la orden de captura para Ancao.
Al menor le formularon cargos y quedó libre a disposición de la SENAF, en tanto que la búsqeuda del Tigrecito se extendió durante varios meses. Con el Tigre en su lecho de muerte, los investigadores sabían que era el momento de atraparlo y asi lo hicieron el viernes. Lo esperaron en la casa de sus familaires, lo persiguieron y lo detuvieron.
Ayer, la fiscalía le formuló cargos por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y le dictaron la prisión preventiva por el riesgo de fuga y de interferir en la investigación. En la acusación, los dos imputados acordador matar a un hombre con quien mantenía un conflicto de larga data.
Cerca de la 1:30 de la madrugada, llegaron al conventillo de Río Colorado y Bolivia, amenazaron a un grupo de personas que se encontraba en el lugar y dejaron en claro que volverían con armas de fuego. Luego se fueron en una moto. Unos diez minutos después, regresaron y realizaron al menos dos disparos para posteriormente escapar.
Uno de los tiros dio en la espalda de Riffo, quien había llegado a Cipolletti cerca de las 21 para cenar con su mamá y saludarla por el día de la mujer. Antes de regresar a Neuquén, salió a la vereda de la casa y se cruzó con un vecino, al que le pidió un cigarrillo. Por eso la víctima estaba en ese lugar en el momento menos oportuno.
El responsable del Ministerio Público calificó el hecho como homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación de arma de fuego sin la debida autorización legal en calidad de coautor. La detención de Ancao fue el viernes, primero intentó escapar y después resguarse en una peluquería donde fue finalmente fue detenido.
El Tigrecito ya estuvo preso anteriormente. Cumplió condena de cuatro años por varios hechos en los que se le unificó la pena, pero además estuvo involucrado en el crimen del Jonathan Miguez, a quien asesinaron en septiembre de 2012. Sin embargo el beneficio de la duda lo favoreció y fue sobreseído en aquel momento